Estereotipos inútiles de los que hay que librarse

La madre débil o madre nutridora Madre con apariencia desorientada que quiere hacer feliz a su familia, y dice serlo si su familia lo es. Mientras su hijo come un chocolate con vitaminas, ella sonreirá complacida. Es la madre sacrificada de los huevos Kinder. Estereotipo que se repite en los anuncios de detergentes y otros productos de consumo familiar que presentan a la mujer como una ama de casa débil, indefensa, dependiente, delicada y sensible. Tiene un único rol: el de nutridora. La adicta a la teletienda Son las que se culpabilizan y viven temorosas de que su hijo no consuma el suficiente calcio, hierro o proteínas. Están convencidas de que alimentar y alimentarse es un trabajo muy complicado. Aquí también se puede incluir a la madre ceroporcientodegrasa o las limpias pero contaminadas. No leen los prospectos, no saben si dañan la capa de ozono de toda su batería de productos anti grasa, anti mancha, anti todo. Lo único que saben es que el aparato adquirido en teletienda barre lo que se tercie. Su fanatismo por la pulcritud es tan exagerado que no se corta ni un pelo con tal de limpiar. La pasiva feliz Es la que siempre está esperando mientras se toma un café de Colombia. Ella siempre espera: a los hijos con la merienda, una llamada de teléfono que no llega y se regala un helado de chocolate, al marido que llega del trabajo con mucha hambre... No tiene que ser ni gorda ni flaca ni bella ni fea. Sólo saber esperar y ser sorda, ciega y muda. Las que se rehacen mientras duermen Por si el día no fuese agotador, cuando llega la noche estas mujeres siguen trabajando en su belleza. Según este modelo, las mujeres de más de veinte años, en lugar de descansar, tienen que regenerarse. Para ello se van a la cama con la piel del cuerpo perfectamente hidratada con una crema rica en nutrición, el pelo bañado en una mascarilla con la que conseguirán tener un pelo pantene porque ellas lo valen y con una mascarilla facial regeneradora que viene a ser una máquina del tiempo mientras duermen y gracias a la cual, al día siguiente poco menos que han perdido diez años, así, de golpe.