Honda FR-V, aprovechamiento del espacio

Modularidad y aprovechamiento del espacio. Con estos mimbres el fabricante japonés lanza un interesante monovolumen compacto cuyas dos filas de asientos propician una mayor capacidad interior sin sacrificar la capacidad del maletero, piedra de toque de este tipo de realizaciones -incluso de segmentos superiores- cuando se trata de «ocupar» más de los cinco habituales asientos. De forma que la propuesta nipona se sitúa a medio camino entre los modelos de estrictas cinco plazas y los de siete donde, después, no cabe ni el cepillo de dientes... mucho menos el equipaje para esos siete ocupantes. Es verdad que no se trata de una solución inédita (Fiat Múltipla 3+3) aunque no por ello resulta menos reconfortante, máxime cuando, por ejemplo, las tres plazas delanteras permiten acomodar, en la central, una silla de niño o un adulto no demasiado acuerpado . En el caso del FR-V, los tres asientos independientes posteriores no precisan desmontarse para ampliar la capacidad del maletero, basta con abatirlos hasta conformar un fondo de carga totalmente plano. Además de la modularidad, la practicidad es otra de las claves del diseño interior de nuestro protagonista. El ocupante del asiento central delantero dispone de su propio parasol independiente, su posavasos y hasta e una pequeña guantera. A la vez que uno de los dos airbag frontales, el del acompañante, es de gran tamaño (133 litros) con lo que protege también al ocupante de la plaza central. Se dispone también de airbag laterales delanteros y de cortinilla para las cuatro plazas principales. En general, el interiorismo del FR-V destaca por su buen desarrollo ergonómico y por una excelente calidad de materiales. A la espera del gasóleo 2.2i CTDi (140 CV) que monta el Accord y que llegará a mediados del próximo año, las propuestas motorísticas del FR-V se circunscriben a un par de tetracilíndricos multiválvulas de gasolina: el 1.7 de 125 caballos y el 2.0 de 150 CV (también heredado del Accord). El primero unido a un cambio manual de 5 velocidades y de 6, también manual, para la mecánica de mayor potencia. La mayor bondad del «pequeño» es que su cifra de consumo se sitúa, como media, en torno a los 7,5 litros por cada centenar de kilómetros, aunque su «maldad» es que no puede montar, ni siquiera como opción, el control de estabilidad VSA. Por lo demás, el Honda FR-V cumple con los parámetros dinámicos, y de seguridad, exigibles en un monovolumen compacto de última hornada con, quizá, un «pero» en una dirección demasiado desmultiplicada (3,2 vueltas entre topes) aunque, en contrapartida, tal circunstancia se agradece -por suavidad- en las maniobras de aparcamiento. En suma, que Honda lanza un órdago -trufado de calidad técnica- con un modelo destinado a un escalón de mercado cada día más concurrido, cuyas ventas anuales oscilan en torno a 1,1 millones de unidades en el ámbito europeo (1,2 millones previstos para 2006) y cuyo mayor mercado es Francia (300.000 unidades), seguido de Alemania (235.000), Reino Unido (192.000), España (156.000) e Italia con 153.000 unidades. Existe una evidente preponderancia de las motorizaciones diesel -hasta el 80% en España- en este segmento, con lo que la llegada del turbodiesel para el FR-V deberá potenciar las ventas del modelo nipón.