De Candelario al Calvitero

|||| Desde Salamanca y tras atravesar Guijuelo, la N-630 acerca hasta Béjar, famosa desde el siglo XIII por su industria textil, que ofrece al visitante un entorno paisajístico de gran belleza junto a una importante muestra monumental. Desde sus bien conservadas murallas se pueden contemplar interesantes vistas panorámicas. A 4 kilómetros de Béjar, la villa de Candelario, cuyo origen se atribuye a una colonia de pastores asturianos y actualmente un ejemplo perfecto de cómo la arquitectura se adapta al relieve y a las condiciones climatológicas. Junto al tipismo y belleza que encierran sus empinadas y enrolladas calles, recorridas por «regaderas» (canalillos con agua cristalina recogida de los neveros de la Sierra), destacan la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y la ermita del Santo Cristo del Refugio. De Candelario parte una carretera que serpentea atravesando un tupido pinar y conduce al viajero hasta la plataforma de El Travieso, tras superar la del Calvitero y el mirador de la Sierra (excelentes vistas del valle donde se ubican Candelario, Béjar y su embalse). También se pasa por la Fuente María (1.800 metros) última oportunidad de beber agua fresca. Los más entusiastas pueden animarse a caminar por un sendero bien señalizado que conduce al cordal del Calvitero, siguiendo los mojones que jalonan el camino. Durante el trayecto, fácil y llano, se pasa cerca de una imagen de la Virgen del Castañar, patrona de Béjar, colocada sobre un altar por montañeros bejaranos. Más adelante y a la izquierda, aparecen las lagunas del Trampal y posteriormente La Ceja, máxima altura de la Sierra con 2.423 metros. Al llegar al vértice del Torreón, que marca la separación de las provincias de Salamanca, Cáceres y Ávila, se puede contemplar el valle del Jerte, de belleza sin igual.