Diario de León

«Éste será un proyecto excitante para León»

Luis Mansilla y Emilio Tuñón volverán a León para formar parte del jurado que decidirá qué arquitecto será el que desarrolle finalmente el proyecto de Santa Elvira

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CRISTINA FANJUL | texto
León

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Emilio Tuñón y Luis Mansilla -responsables del cambio físico que ha sufrido la ciudad en los últimos años gracias al Musac y al Auditorio Ciudad de León- formarán parte del jurado que valore los anteproyectos que se presentarán en menos de tres meses y participarán por tanto en la elección del ganador. Su estudio ha desarrollado en estos últimos años diversos proyectos en los que la escala urbana y los problemas del habitar en la ciudad contemporánea han ido tomando cada vez más importancia. Sus obras han sido seleccionadas en las cuatro últimas convocatorias de los premios Mies van der Rohe (2003, 2001, 1999 y 1997), así como en las cuatro últimas Bienales de Arquitectura Española (2003, 2001, 1999 y 1997), y han recibido los siguientes premios: Premio de Arquitectura Española de 2003, Premio COAM 2003, Premio FAD 2001, Premio COACV 2000, Premio Obra Excelente 2000, mención en el Premio Arquitectura Española 1997, Premio Fundación CEOE 1997, Premio Architecti 1996. Consideran que en esta ocasión debían quedarse al otro lado -«con dos obras en la ciudad, pensamos que hemos cumplido y León ya nos ha dado mucho», explican- pero, no obstante, creen que se trata de un poyecto «importantísimo» para León y sus habitantes. «Por la experiencia que hemos tenido en los últimos años, los pasos que se están dando van dirigidos a poner León en el mapa del mundo de la cultura», explican. Tuñón añade que la construcción de un palacio de congresos de estas características hará que comience a estar también por motivos empresariales. Al tiempo, precisan que el hecho de que se haya organizado un concurso internacional hará que la repercusión sea mucho mayor. Ambos arquitectos destacan además que los doce estudios seleccionados son de una categoría altísima. «Es un proyecto excitante y está muy bien organizado», declaran, y añaden que una de las claves para darse cuenta de que se tratará de un gran proyecto para la ciudad se basa en la elección de los arquitectos: «Hay un gran equilibrio entre profesionalidad y experimentación», dicen. Además, Luis Mansilla y Emilio Tuñón explican que por las características de la zona en la que se desarrollará la iniciativa-no está en el centro histórico-, así como por los usos del edificio, cualquiera de las dos propuestas arquitectónicas será válida. «La arquitectura es como la poesía: una oscilación entre sonido y sentido», manifiestan refiriéndose a la mezcla entre originalidad, experimentación y condiciones de viabilidad. En este sentido, destacan que las bases del programa y el recorrido que hasta el momento ha tenido el mismo llevan a pensar que se conseguirá una obra que recoja lo mejor de la experimentación, la investigación, la progresión y una respuesta acorde con el mercado. «No sobra nadie», consideran. Así, subrayan el alto nivel y la profesionalidad de Sobejano, la arquitectura personal y el carácter de estrella de Hadid, el «salto del XX al XXI» que supone la obra de Zaera, la seriedad de Perrault, el gran conocimiento del mercado español de Mangado y el gusto por la experimentación de Herreros. También hacen hincapié en el carácter artístico de la obra del sevillano Vázquez Consuegra o en el gusto por la arquitectura «vernácula» de Chipperfield. Y todas estas características serán las que se pongan sobre el tablero a la hora de decidir cuál de los anteproyectos se llevará el gato al agua. ¿Cómo será esa valoración? Emilio Tuñón se resiste, pero pone el ejemplo de los dos edificios que crearon para León. Mientras que el Auditorio se caracteriza por ser una obra guiada y animada por el afán de profesionalidad, en el caso del Musac se permitieron buscar otros caminos de expresión y se aventuraron en el terreno de la experimentación. Los porqués hay que buscarlos no sólo en la finalidad de cada uno de ellos -el Musac buscaba convertirse en el guardián de la esencia artística del futuro, mientras que el Auditorio debía reunir unas características de acústica, visibilidad y escenario determinadas- sino en el «envoltorio» que las rodearía. Es decir, San Marcos limitaba de alguna manera las posibilidades expresivas del Ciudad de León. Esto, sin duda, no ocurrirá con el palacio de congresos que acogerá el centenario edificio industrial de Santa Elvira. «Ahora tan sólo queda que los leoneses aprovechen esta oportunidad y que no se fustiguen como suelen hacer cuando surgen proyectos como éste», manifiesta con sentido del humor Emilio Tuñón.

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