Diario de León

Alfa 147, ¿se puede embellecer lo bello?

Inyección de vitaminas, con renovadas propuestas estéticas, para el 147 y exploración de nuevos horizontes con el Crosswagon, una derivación SUV del 156 con el que Alfa entra en un segmento cada día más visitado por la mayoría de fabricantes. L

DANIEL

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B. FERNÁNDEZJ. FERNÁNDEZ | texto
León

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Trabajar sobre una depurada estética resulta ser todo un reto que Alfa Romeo aborda, en el 147, con la energía que supone hacerlo también bajo el capó: un tetracilíndrico turbodiesel de inyección directa múltiple, también con rampa común de última hornada, trae como consecuencia 150 aprovechables caballos que le sientan de maravilla al renovado 147. Un modelo, tan de culto en los catálogos del Biscione, que no parece que los años hagan mella en un estilismo que no pasa de moda. Por aquello de las imprescindibles puestas al día, más por motivos comerciales que puramente obligatorios. Así que, la renovación del 147, cuatro años después de su inicial puesta en escena, se centra en... embellecer lo bello, si es que eso es posible. Lo es para Alfa; simplemente -lo que no es poco- acicalando unos trazos que ya se han hecho célebres y que, dicho sea de paso, cuentan con un nutrido grupo de incondicionales en el mercado español. Los cambios, por aquello de no romper con la imagen, resultan ser más de matiz que de pura «reconversión». La emblemática parrilla triangular invertida gana en dimensiones, hasta hacerse ahora mucho más patente en un morro que reciba también nuevos faros (más rasgados, como también propugnan las actuales tendencias estilísticas), a la vez que el parachoques delantero adopta unos renovados trazos en sus tomas de aire y en los faros antiniebla. Donde menos se notan los cambios es en la zaga. Tan matizada, que hay que ser un «alfista» de pro para reconocer en la trasera del nuevo 147 la inclusión de una moldura cromada, nexo de unión entre parachoques y portón, lo mismo que sucede con los -levísimamente- reformados pilotos. Eso sí, que nadie busque «tirador» alguno de apertura del portón, ésta se realiza exclusivamente mediante el mando a distancia o accionando una tecla situada en la consola central. Los sutiles cambios se advierten -tampoco es fácil para los bisoños- en un interiorismo que incrementa la imagen deportiva que ya tenía el 147. Una nueva grafía en el cuadro de instrumentos es la característica más significativa. El maletero es el hueco que más gana con las modificaciones: 292 litros en lugar de los 280 anteriores; puede no parecer una diferencia significativa, pero sí que lo es tratándose de un polivalente, por mucho que nuestro protagonista se vea penalizado en este aspecto frente a bastantes de sus enemigos naturales. ¿Alguien piensa en un Alfa por su capacidad de maletero? Rotundamente... ¡no!, existen muchos, y muy variados, capítulos en los que un «alfista» reparará, y defenderá al a ultranza, a la hora de decidirse por el coche de sus amores. Mecánica potenciada Es en el capítulo mecánico donde el renovado Alfa 147 pone su acento. Curiosamente, con un gasóleo de última hornada: el 1.9JTD Multijet, también multiválvulas, que rinde 150 caballos, que entrega un par de 31 metros/kilo a sólo 2.000 vueltas y que es capaz de clavar el crono por debajo de los segundos (8,8 para ser exactos) cuando se trata de acelerar de cero a cien. Si a esto unimos una punta de 208 por hora y, lo mejor, un consumo medio rayano en los 6 litros (algo más si el ocasional «piloto» no es capaz de contenerse) s fácil concluir en las excelencias de un coche que nos permitirá superar los 700 kilómetros sin necesidad de visitar el surtidor... salvo que las «necesidades» sean otras -y más perentorias-. La decena de caballos de incremento (de 140 a los actuales 150) ha traído también aparejados otros cambios en las aplicaciones técnicas generales del Alfa 147, por mucho que este nuevo motor -como el anterior- venga aparejado a una caja manual de 6 marchas. El fabricante ha revisado al alza unas suspensiones que ahora pone el acento en una mayor confortabilidad (incluso por su denominación «Confort») sin que esto signifique merma alguna en el comportamiento dinámico de un vehículo que siempre ha tenido a gala la deportividad como razón de ser. Tacto deportivo y comodidad en la conducción, esta parece ser la panacea -la cuadratura del círculo- del nuevo 147 (los tarados y geometrías de suspensión tienen mucho que ver en ello) que inscribe su tren delantero -y todo lo demás que le sigue- con precisión matemática en cualquier tipo de trazado aunque, como fácilmente puede suponerse, es en los «revirados» de montaña donde el 147 da lo mejor de sí. Las ayudas electrónicas, control de estabilidad VCD y de tracción ASR, resultar ser excelentes aliados cuando de disfrutar se trata con, además, unos frenos que permiten «parar», al 147, sin sobresaltos. En suma, divertido y fácil de conducir, el renovado 147 se convierte en un coche de lo más sugestivo, con el valor añadido de una tarifa que prácticamente no varía respecto a la versión anterior.

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