Diario de León

La acrobacia más arriesgada

Una decena de circos, algunos con impronta propia, patean cada temporada las ciudades de España. Pero el mundo de la farándula no se agota bajo la carpa. Una generación de jóvenes ambiciosos y sólidamente formados aspiran a construir en Galicia

Publicado por
SERGIO GONÁLEZ | texto VÍCTOR MEJUTO | fotos
León

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Fredi Pérez iba para monitor de gimnasia. Se devanaba sesos y músculos estudiando Educación Física hasta que el escorpión del circo le mordió a fondo, inoculándole un veneno hecho de sueños y acrobacias. Uno empieza tonteando con el teatro y acaba así, mandando al diablo libros y tablas, buscándose la vida y una ayuda para fichar por la escuela de circo Carampa, en Madrid. Desde allí, a la escuela nacional de Brasil, en Río de Janeiro, y tras alguna que otra cabriola en Argentina, currándose el mundo del callejeo, de vuelta a casa. Fredi, como sus compañeras Teresa Babío y Begoña Mayo, imparte clases en la sala de Trinque, en La Coruña, por cortesía de la asociación Manicómicos. Y, aunque le quedan dos asignaturas para darle pasaporte a la carrera, los tiros apuntan a una diana bien distinta. Él es uno de los jóvenes artistas que aspiran a crear, en un tiempo cercano, la Escola de Circo de Galicia. Fredi habla con pasión de la jugada a la que apuesta -«desde que me vi en una convención de payasos supe que esto era lo que quería hacer»- y de la posibilidad de recorrer caminos arriesgados desde los que construir un Nuevo Circo Gallego. «Ahora hay una cantera muy buena en Galicia, dentro de la cual también se procura mezclar disciplinas como la acrobacia y la danza», asegura, situándose en una línea más cercana al Cirque du Soleil canadiense que a los clásicos espectáculos itinerantes bajo carpa: «Vamos a movernos bastante, gente estudiando en toda Europa con la idea de volver y formar esa escuela, y a partir de ahí explotar todas las potencialidades, también las pedagógicas, que hay en el circo». Por todo el mundo Detrás de ese sueño adictivo se mueven años de experiencia con malabares en calles de medio planeta, una formación templada en los mejores centros europeos y americanos del ramo, desde Londres a Brasil, pasando por Ibiza, y un incipiente circo de cabaret, que huye del trabajo con animales y otros añadidos para pulir artificios y centrarse en la pureza del clown, el acróbata y el trapecista. En El Ferrol funciona Circus Fusion, en Santiago Pista Catro. Su gente se reune en Compostela, en la Sala Nasa, el 9 de junio, para enhebrar la Festa do Circo y, tal vez, sentar las bases de un potente embrujo.

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