Diario de León

El centro de la comunidad autónoma tiene sed

La falta de lluvias ha dejado sin agua a numerosas lagunas de Castilla y León antes de lo habitual, lo que perjudica a muchas especies acuáticas

MIRIAM CHACÓN

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A pesar de que algunas tormentas han dejado lluvias en gran parte de la comunidad autonóma, la sequía sigue haciendo mella en los campos y espacios naturales de Castilla y de León, que se preparan para afrontar las consecuencias de uno de los inviernos más secos de los últimos sesenta años, según los expertos. La Consejería de Medio Ambiente también hace números y asegura disponer de los medios necesarios para abastecer a cerca de 300 municipios de toda la región que necesitarán agua durante el verano. A este respecto, 19 localidades con 5.574 habitantes ya han tenido que ser abastecidas de agua con camiones. Este servicio de camiones cisterna es una medida habitual en ciertas zonas de la comunidad, como en los municipios abulenses de la Sierra de Ávila, el Alto Tiétar o La Moraña. En este sentido, el diputado provincial Ángel Luis Alonso reconoce que existe «una gran demanda por parte de los ayuntamientos de la provincia para ejecutar sondeos y obras de abastecimiento de agua». Camiones y garrafas de agua Del mismo modo, aunque aún no ha sido activado, se encuentra preparado el Convenio de la Sequía para hacer frente a la escasez de agua. En Segovia, por su parte, varias localidades, como Cerezo de Abajo, Turégano y Torreiglesias, ya prevén que necesitarán abastecimiento con cisternas. Como novedad este año y ante las posibles dificultades para localizar puntos de suministro, la Diputación ha anunciado que podrían distribuir botellas o garrafas de agua a los pueblos que sufran problemas de abastecimiento. Algunos alcaldes han anunciado restricciones en el consumo de agua para riego a ciertas horas del día, y para el llenado de piscinas, de modo que en ciertos casos será preciso solicitar permiso al ayuntamiento, como ocurre en Palazuelos de Eresma, donde además ha prohibido la limpieza de vehículos en espacios públicos. En el caso de la provincia de Valladolid, la situación está «controlada» hasta la fecha, según confirma el diputado de Acción Territorial, Alejandro García Sanz. La institución ya prevé que tendrá que abastecer a numerosos pueblos durante el verano, sobre todo aquellos que «triplican su población» en la época estival. García Sanz reconoce asimismo que, aunque de momento la situación es normal, hay «un poco más de alerta por las escasas lluvias y los bajos niveles freáticos de los ríos». Por todo ello, demanda «un paso más concienciación, sin alarmar a nadie, para cuidar de un bien tan escaso como el agua» y pide a los ciudadanos que «regulen los grifos y sean solidarios en el riego». La vida tampoco es fácil para los residentes de los pueblos en la provincia de Salamanca. El año pasado, más de 30 municipios necesitaron suministro de agua por cisternas; el momento más crítico se vivió las últimas semanas de agosto, donde hasta 19 localidades requirieron este sistema de abastecimiento. La situación este año se prevé más amenazante, de hecho la Junta y la Diputación de Salamanca han retomado la colaboración estival para garantizar suministro a los habitantes de la provincia durante el verano. De acuerdo a su compromiso, cada una de las instituciones aportará 540.000 euros para llevar agua los municipios y para solventar las posibles averías urgentes que puedan plantearse. Mientras la falta de agua para el consumo humano aún no se hace patente en la autonomía, la sequía sí se refleja en los niveles de ríos, embalses y lagunas. En este sentido se enmarca la petición de la Diputación de Ávila a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), con el fin de que se mantengan los niveles de los pantanos del río Alberche en la provincia y se trasvase agua a Madrid sólo para consumo humano. En Segovia, varios pueblos que prevén problemas en la falda de la Sierra de Guadarrama han pedido que se aumenten las presas existentes o se construya alguna nueva. Por otro lado, cada año se levanta la polémica en torno al embalse del Pontón Alto, que es el que congrega a un mayor número de bañistas que tratan de sofocar el calor en una infraestructura que se construyó para el abastecimiento humano. Sus 7,4 hectómetros cúbicos de capacidad resultan limitados para abastecer a la población de la zona.Además existen otros tres pequeños embalses en los ríos Riaza y Duratón y en fase de construcción se encuentra una presa, la del río Ceguilla, con capacidad para 1,1 hectómetros cúbicos y con la que se pretende suministrar a más de 40 núcleos de población con problemas de sequía. Villafáfila, desértica Aparte de los embalses y presas, las concentraciones de agua naturales también están sufriendo la escasez de lluvias. Los lagos naturales, como el de Sanabria, en Zamora, presentan en la actualidad niveles muy por debajo de lo habitual en otros años y, en los casos de lagunas temporales, como las de Villafáfila, lo que ha hecho la sequía es adelantar aproximadamente en un mes las consecuencias habituales del ciclo de la naturaleza.Estas lagunas se llenan con las lluvias de octubre y se secan en el mes de junio. «Este año, como ha llovido tan poco en el invierno, no se llenaron completamente y en mayo ya estaban casi todas secas», explica Mariano Rodríguez, director del Parque Natural de las Lagunas de Villafáfila, quien añade que no es bueno «intentar mantener el agua durante todo el año, porque aparecerían toxinas que provocarían botulismo, una intoxicación de gran mortalidad que incluso se utiliza en guerra biológica». Por eso, señala que los animales «se tienen que ir. Es parte del ciclo». En Villafáfila se tiene constancia de la existencia de estas lagunas salinas al menos desde el siglo XII, cuando estaban bajo dominio real porque la sal era un bien escaso. La extracción de salitre se hundió definitivamente con las guerras napoleónicas y actualmente son paraje natural para disfrute del público y en el que pasan cada año entre 200 y 300 especies de animales, algunos de ellos protegidos. Mientras que en el mes de septiembre, afirma Rodríguez, contabilizan unos 14.000 ejemplares de aves, ahora solo hay unos 2.000, ya que únicamente queda una laguna con algo de agua. El resto ofrece una imagen casi desértica, que hace juego con algunos campos de cultivos de la zona, acosados por insectos saltones que aparecen cuando hay sequía y los sembrados están bajos. «En una situación de este tipo todos los pájaros se lanzan a por la langosta, porque es una presa fácil» «. Rodríguez explica que la falta de agua no afecta por igual a todos los animales, «como en las personas, los hay más y menos sensibles». En el caso de la ortega, puede desplazarse a lo largo de 15 o 20 kilómetros para buscar agua, que lleva a sus crías en las plumas del pecho. La avutarda, por su parte, ni siquiera necesita beber y es capaz de «extraer el agua de los insectos que come». En Palencia En cuanto a las zonas lacustres de la provincia de Palencia, el naturalista Fernando Jubete, representante de la Fundación Global Nature en Palencia, asegura que en la gestión compartida con la Junta en la laguna de La Nava y en el humedal de Boada de Campos -propiedad del colectivo conservacionista- no se prevén medidas especiales si los perímetros lagunares quedaran con menos agua del habitual en verano. Jubete precisó que la inundación artificial de una parte del recuperado Mar de campos , desecado en los años 50 para acoger cultivos, se realiza en la época de invernada y en el periodo estival queda una parte mínima agua en el que asientan algunas especies, «que no se ven perjudicadas en su hábitat». Además, incidió en el hecho de que los ciclos de sequía se producen cada cinco años de media y se mostró partidario de no aplicar medidas especiales en los humedales «ya que los cientos de especies existentes se adaptan y se reproducen en su medio natural, independientemente de que en unos años llueva en mayor o menor cantidad». Sin embargo, el Ayuntamiento de Cantalejo (Segovia) sí ha considerado poner en marcha este año medidas para evitar la desecación de las lagunas del término municipal. Para ello, se mantendrá su nivel freático gracias a las aportaciones de agua que se hacen desde la depuradora municipal. Por otra parte, Felipe Nebreda, miembro de la Asociación Ecologista Cantueso, advirtió del daño que la sequía está provocando en las lagunas de La Moraña, en Ávila, estacionales y generalmente abastecidas sólo de lluvia, que se encuentran en esta comarca situada al norte de la provincia. La mayor parte de ellas se han secado, si bien una de las más afectadas es la de El Oso, considerada LIC (Lugar de Interés Comunitario) y ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), donde este año no anidan ni viven aves acuáticas. En cuanto a los bosques, más resistentes a la escasez de agua, se prevé una reducción fuerte de la cosecha de frutos silvestres. Consecuencias negativas Respecto a las consecuencias que la actual situación de sequía pueda tener en la fauna y la flora de Castilla y León, el presidente de la Fundación Oxígeno de Burgos, Roberto Lozano, señala que no conviene «ser alarmista ni convertir anticipadamente esta situación en catastrófica». Sin embargo, reconoce que la sequía «sí condiciona, y en gran medida, el normal desarrollo de las especies», aunque no es peligroso para su supervivencia. En la flora, la falta de agua reduce la capacidad de la vegetación para realizar la fotosíntesis, lo que conlleva una mayor vulnerabilidad ante agentes patógenos y plagas. Especialmente graves son los efectos sobre las repoblaciones forestales, siendo la sequía la principal causa de su fracaso. Y en la fauna, los más afectados son los anfibios y algunas familias de insectos que viven en espacios húmedos, lo que conlleva que sus depredadores no puedan alimentar con normalidad a sus crías. «Y es que no hay que olvidar que en la naturaleza todo está relacionado y la alteración de cualquiera de sus factores va a afectar a todos sus componentes», señala Lozano. Según el presidente de este grupo ecologista, en Burgos ya se han secado los ríos Gromejón y Bañuelos, de la zona sur, que ocasionalmente se secan por agosto o septiembre; y en el norte, en el valle del Mena, el más húmedo de la provincia, el río Hijuelas está seco y el Ordunte casi no lleva agua. En Segovia, los riesgos del verano se centran en la ganadería intensiva, especialmente de porcino o avícola, donde cualquier fallo mecánico o de suministro eléctrico puede provocar muertes por asfixia de numerosos animales. Además existe el temor de que vuelvan a aparecer problemas de contaminación con nitratos y arsénico en las zonas donde ya se dio este problema en el suroeste y norte de la provincia. Los efectos de la sequía dejarán en Salamanca un montante de casi 130 millones de euros en pérdidas en el sector agroganadero. La apicultura ha sido uno de los ámbitos más perjudicados, por la corta primavera, la escasez de flores y el incremento de la movilidad de las colmenas, lo que puede haber generado pérdidas de más de 60 por ciento de la producción de miel y del 70 por ciento de la producción de polen, la escasez de agua y las altas temperaturas también ha hecho mella en los pastos, con pérdidas de hasta el 50 por ciento, y en los cereales, donde las cifras elevan hasta el 70-75 por ciento. La ganadería no sale mejor parada, la extensiva arrastra el sobrecoste de la alimentación desde el pasado otoño-invierno, mientras que la intensiva sufre en estos momentos el incremento del precio del forraje, que se ha duplicado, y el de la paja, que ha llegado a triplicarse. En León, menos preocupante El medio natural tampoco presenta en el territorio leonés una situación tan preocupante como en otras. Según fuentes del Grupo Ibérico de Anillamiento, GIA, en León, la lluvia caída los pasados meses ha hecho que en la agricultura tan sólo se hayan registrado daños en el extremo sur de la provincia. En el resto se empieza a notar ahora, ya que los campos se han agostado en pocos días porque la llegada del calor intenso no ha sido gradual. «Lo atípico de este año es que el verano ha entrado de golpe». En una provincia que posee pequeñas lagunas repartidas por las zonas de Oteros, Campos y el Páramo, las aves acuáticas son las más afectadas. No obstante, la situación se considera dentro de los parámetros habituales. Si no llueve durante el verano se perderían algunas polladas de aves. La ausencia de lluvias y las altas temperaturas también están afectando de una manera negativa a varios espacios naturales de la provincia de Soria como La Fuentona, acuífero declarado Monumento Natural, y el parque natural del Cañón del Río Lobos, según informaron a Ical fuentes de la Delegación Territorial de la Junta.El déficit de precipitaciones de este año, estimado en 440 mm respecto a la media de los últimos años, es el motivo de que La Fuentona, espacio natural que destaca por su fauna piscícola, se encuentre en un nivel de agua habitual al final de verano de otros años y los técnicos no descartan que en los próximos meses pudiera secarse si continúa la sequía. La ausencia de agua afectará gravemente a especies como la trucha, abundante en esta agua procedente de la surgencia natural, el cangrejo, la nutria y ornitológicas como el martín pescador, lavandera blanca y garceta común. Otro paraje seriamente afectado es el Cañón del Río Lobos, parque en el que en la actualidad todas las fuentes existentes a lo largo de sus 25 kilómetros, desde Burgos a Soria, están sin agua. Ello afecta muy negativamente a las numerosas especies animales que habitan en el parque.

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