Diario de León

PARA SABER MÁS Vigo Street y más anécdotas

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|||| «En busca del tesoro de la ría de Vigo», de John S. Potter Jr. El libro, editado en el 2002 por el Museo do Mar de Galicia, es una traducción del original en inglés. Narra las vicisitudes del grupo de submarinistas que a mediados de los cincuenta exploraron los fondos de la ría de Vigo y de las islas Cíes en busca del oro y la plata de los galeones de Rande. |||| «Los pecios del oro. Diez años de inmersiones en busca de los galeones de Vigo», de Robert Stenuit. El famoso buzo belga es el autor de este libro en el que cuenta sus vivencias en Vigo. Stenuit formó parte del equipo de Potter, pero también investigó por su cuenta en la ría. El original en francés está traducido al castellano y Xerais tiene una edición en gallego titulada Os galeóns de Rande. |||| «En busca del tesoro de la ría de Vigo», de Owen Lee. El documental, de menos de 30 minutos, cuenta la expedición de Potter a Rande, de la que también formó parte Owen Lee. |||| «Tres millardos en la bahía de Vigo», de Carlo Iberti. El autor participó en la expedición italiana de 1924. Su libro recrea la leyenda de que bajo las aguas de Rande se encuentra el mayor tesoro de la historia. |||| La historia de la batalla de Rande y de los galeones de la flota de Indias está repleta de anécdotas y curiosidades. Quizás la más universal es que el mismísimo Julio Verne, en su libro 20.000 leguas de viaje submarino, cuenta como el enigmático Capitán Nemo llevaba su submarino, el Nautilus, hasta Vigo para recuperar las riquezas de los barcos hundidos en Rande y sufragar así sus operaciones. La referencia que hizo Verne a los supuestos tesoros de la ría viguesa hizo soñar a muchos niños, como a Robert Stenuit, que cuando creció se pasó diez años buscando las riquezas perdidas en aquella brutal batalla naval. El conocido buzo belga tiene mil y una anécdotas sobre sus expediciones. Una de las mejores aparece en el primer capítulo de su libro Los pecios del oro, en el que cuenta cómo cuando llegó por primera vez a Vigo, en 1954, se le cayó el alma a los pies al ver que alguien se le había adelantado y que había cientos de plataformas de exploración arqueológica en la ría. Decaído, le preguntó a un niño quién estaba investigando en los galeones. El chaval frunció el ceño y le contestó: «No sé de qué me habla, pero eso que ve en el mar son bateas de mejillón». La batalla de Rande, por su importancia histórica y sobre todo por la leyenda del tesoro de los galeones, ha llevado el nombre de Vigo a lugares inesperados. Los ingleses dieron el nombre de la ciudad a una céntrica calle de Londres y también acuñaron monedas conmemorativas. Algunos historiadores consideran que el afán de Inglaterra en presentar la contienda en aguas gallegas como una gran victoria escondía exactamente lo contrario. Es decir, que no fue para tanto el oro y la plata que la escuadra británica logró arrebatar a la española y que la mayor parte del tesoro fue desembarcado o se hundió junto a las islas Cíes cuando el Santo Cristo de Maracaibo, conocido también como el galeón del Monmouth, se golpeó contra unos bajos y se fue a pique sin dejar rastro. Además de una calle en Londres, Vigo también da nombre a un pub en el condado de Kent, en el sureste de la isla. El local fue en sus orígenes una posada y en 1702 el almirante inglés al mando de la flota victoriosa en Rande, George Rooke, se lo regaló a uno de sus marineros que se había destacado especialmente en la batalla y desde aquel día pasó a llevar el nombre de Vigo. La ciudad olívica es también el título de un juego de mesa fabricado en Alemania en el que se recrea la contienda que vivieron las flotas angloholandesa y francoespañola en la ría viguesa. También hay un juego de ordenador, el Treasure hunter (en inglés, cazador de tesoros), en el que la misión consiste en encontrar varios barcos hundidos en diferentes partes del planeta, entre ellos, el Monmouth o Santo Cristo de Maracaibo, que fue el barco en el que los ingleses cargaron muchos de los tesoros robados tras la batalla y que se hundió junto a las islas Cíes con todo el cargamento de oro, plata y piedras preciosas. La batalla de Rande tuvo además mucho que ver con la afición en Inglaterra por el rapé. Además de las piedras y metales preciosos, el botín obtenido en la ría de Vigo contenía mercancías de gran valor, como maderas y el caro tabaco en polvo para esnifar. Los comerciantes se referían a este producto como spanish (español), que luego derivó en SP, siglas que durante más de 250 años han servido para describir al mejor rapé.

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