Diario de León

Los pioneros de la «revolución verde» El placer del sonido de un viejo Lanz

José Luis Horcajo tiene como afición reunir la primera y muy hermosa maquinaria con la que llegó la mecanización al campo

FERNANDO PEÑALOSA

FERNANDO PEÑALOSA

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F. D. | texto
León

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Tiene un tractor amarillo, y otros sesenta más de varios colores. Se llama José Luis Horcajo, es segoviano y cultiva la afición de coleccionar maquinaria agrícola antigua. En total cuenta con casi un centenar de viejos vehículos, a los que evita denominar «cacharros» porque no sólo se conforma con coleccionarlos, sino con conseguir volver a ponerlos en marcha, limpiarlos y exponerlos para disfrute de los demás. Entre los vehículos con los que cuenta destaca un Fordson fabricado en Irlanda, que data de 1911 y gracias a la restauración a que se ha sometido aún se encuentra en funcionamiento, con su motor de 4 cilindros y 17 CV de potencia y preparado para funcionar con gasolina o petróleo. «Sin duda alguna se trata de una de las joyas de la exposición», señala Horcajo. Como a la mayoría de los coleccionistas, su afición le cuesta tiempo y dinero, aunque reconoce que su profesión como empresario de maquinaria le ha facilitado los contactos para encontrar y adquirir estos vehículos. Su propietario ha viajado y ha tenido contacto con agricultores de media Europa, a los que compraba los vehículos que ya no utilizaban. Su hijo, Pablo Horcajo, ya ha heredado su debilidad por estas viejas glorias . Añade que en algunas ocasiones «simplemente nos los regalan para que los restauremos y, de esta forma, puedan verlos en las exposiciones que realizamos». Pero aún así no se trata de una afición modesta, pues la compra y restauración de un tractor de estas características puede llegar a suponer más de 3.000 euros. El trabajo de recuperación de estos vehículos es complicado. «En Segovia y en la mayoría del país es difícil encontrar piezas,» y en muchas ocasiones es necesario «fabricarlas a mano». Además, la mayoría de los tractores son de fabricación extranjera, lo que dificulta la adquisición de los repuestos. En las instalaciones que la familia Horcajo posee en cuenta con tractores de Francia, Alemania o Inglaterra, pero también aperos de labranza como arados romanos, guadañadoras, segadoras, trillos, cribas o una aventadora de la marca La Extraordinaria realizada en madera en una fábrica de Cantalejo (Segovia), como fase previa a la llegada de las modernas cosechadoras, de las que también conserva algún ejemplo de los primeros vehículos que revolucionaron el campo español. Una nueva asociación Testigo de la revolución verde que cambió el campo español y que dignificó más el trabajo en el mundo rural, Horcajo se ha convertido además este año en presidente de la Asociación de Amigos de la Maquinaria Agrícola, creada en el seno de la exposición de retromaquinaria agrícola que se celebró en Valverde del Majano (Segovia) el pasado mes de septiembre. De hecho, con motivo de la exposición se firmaron los estatutos constitutivos del colectivo con doce socios fundadores y procedentes de distintas provincias de la geografía española como Cádiz, Álava, Zaragoza, Madrid, Lugo o Asturias. |||| Marcas internacionales como John Deere, Lamborghini, Lanz, Atlas, Barreiros o President son algunas de las más representativas de la colección que profesa este segoviano. Pero también tiene algunos Fordson, rojos y azules, con cadenas en lugar de ruedas, y movidos con petróleo. O el International Harvester, de color amarillo y que utiliza para pruebas de habilidad con tractores antiguos. «Sólo escuchar cómo suena un viejo Lanz ya produce placer», comenta Horcajo. Estos vehículos, que cuentan con un solo pistón en su motor se han empleado a menudo para extraer agua de pozos y ante la dificultad que había para que arrancaran. La mayoría de ellos carece de capotas y todos hacen gala de una enorme fuerza que acabó con las yuntas en los campos y con las tradicionales medidas agrícolas, como las obradas, que se contabilizaban en base a la capacidad animal de labrar una finca en una jornada. Pero también cuenta con máquinas que se han empleado en trabajos de construcción o desmonte de tierras, e incluso pequeños tractores que hoy podrían confundirse con los modernos cuatriciclos o quads. Todos ellos oscilan entre los 7 y los 60 caballos de vapor (CV), muy lejos de los actuales vehículos, que gozan de todo tipo de comodidades. «Esperamos que con el paso del tiempo podamos hacer que la feria de maquinaria anual que organizamos contribuya a aumentar la atracción por estos vehículos y podamos hacer que se conozca mejor la evolución de la mecanización del campo», afirma confiado. De hecho este tipo de eventos no cuenta con demasiados expositores, pues se trata de una afición joven. Hasta ahora en España sólo se realizan este tipo de exposiciones en Cataluña.

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