Diario de León

«El cantante debe ser una persona sencilla»

Soledad Gavilán (soprano) | Con medio centenar de óperas, zarzuelas, oratorios y lied, el repertorio de esta soprano de Palacios del Sil es envidiable, y junto a su versatilidad musical, hace de esta joven un valor incuestionable de nuestra lír

RUBÉN MONDELO

RUBÉN MONDELO

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León

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De padre malagueño y madre leonesa -de Mansilla de las Mulas-, Soledad Gavilán nació en Palacios del Sil, y desde muy niña ya tuvo una clara afición por los escenarios. Tras concluir sus estudios de canto en Madrid, inició una prometedora carrera como soprano ligera que la ha llevado a actuar en algunos de los coliseos nacionales más importantes de la lírica con importantes éxitos en los papeles más diversos que encarna, como el muy reciente de Euterpe en la ópera de Manuel Garrido La púrpura de la rosa en el Teatro de la Zarzuela, o el que más le ha fascinado de su amplia galería de personajes, Doña Francisquita. Con más de 18 óperas, 16 zarzuelas, 13 oratorios y numerosos lied , el repertorio de Soledad Gavilán es envidiable, y unido a su versatilidad para el ballet clásico y español, hacen de esta joven soprano un valor incuestionable de nuestra lírica. En una época en que el márketing y las prisas han destruido la carrera de más de una cantante, la soprano leonesa está consiguiendo evolucionar de una manera tranquila y sin apresuramientos, hasta alcanzar una madurez envidiable. Poseedora de un amplio repertorio y de unas dotes sobresalientes, los leoneses podremos disfrutar con su arte y con su voz el próximo 27 de mayo en el Auditorio Ciudad de León dentro de los actos del centenario de este periódico. -Ante un repertorio tan dilatado y una versatilidad de personajes realmente envidiable, usted no debe tener problemas a la hora de ser llamada a encarnar alguno de estos personajes tan conocidos . -La verdad es que no, porque la música es un medio para mí de hacer teatro y de producir emoción. Yo elijo muy bien mis personajes, puesto que es dentro de ellos donde me voy a meter y, si no van con mi manera de ser, pero sobre todo con mi tesitura, entonces corres el peligro de que aquello resulte un pastiche. Si mi repertorio es amplio es porque lo he estudiado, lo he cuidado y va con mi temperamento. -Hábleme de sus comienzos. ¿Hay en su familia algún antecedente de que la lírica fuera una de sus debilidades? -Mi madre me ha dicho que un hermano de mi abuelo tenía una voz privilegiada y que cuando estaba en el campo arando cantaba que se le oía por todo el contorno. También mi madre tiene una bonita voz y es, sobre todo, una gran aficionada a la ópera y a la zarzuela. Desde niña llevo escuchando la lírica y esto quizás ha sido el catalizador para hacer que mis pasos fueran hacia la ópera. -Usted posee una formación clásica no sólo vocalmente sino desde el aspecto de expresión corporal, como es el ballet clásico y español, además de tocar la guitarra y conocer muy bien el mundo que rodea al teatro. ¿Esto le ha ayudado a entender y saber expresar mejor los personajes que interpreta? -Sin ninguna duda. Para cualquier artista de teatro, el tener nociones de danza, ballet y arte escénico es un bagaje irreemplazable al que siempre puedes acudir porque te sacará de muchas dudas. Luego si en escena sabes tocar un instrumento pues mejor, porque a veces para el personaje que interpretas necesitas hacer pequeños pinitos con algún otro instrumento, que no es la voz y ahí es donde el saber algo de ellos te puede sacar de algún problema o hacer más creíble tu personaje. -Salió de León cuando era usted muy pequeña ¿A qué fue debido? -Mi padre trabajaba en el Ministerio de Obras Públicas y estaba destinado en Palacios del Sil. Allí nací yo. Con poco más de un año nos fuimos para Bilbao, luego Granada, Sevilla y Madrid, donde hice mi carrera profesional. Comencé a los 16 años en la Escuela de Canto con Teresa Tourné y Valentín Elcoro y luego pasé al Conservatorio Superior de Música con María Luisa Castellanos. Recibí clases de ballet clásico con Mari Emma y comencé a colaborar con grupos de cámara como la Camerata Hispania. -Dentro de unos meses estará una vez más en León con motivo del centenario de este periódico para cantar, acompañada al piano, un amplio repertorio de zarzuela y ópera. ¿Qué opina de que la música esté presente en este tipo de actos? -Creo que es una muestra de sensibilidad por parte de quienes dirigen estas actividades y una forma de hacer llegar al mayor número de aficionados a la música algunas de las obras más conocidas del «género chico». -¿Cuándo se cantaba mejor, hace cincuenta años o ahora? -Se canta muy bien ahora, pero es que antes había menos gente que se dedicaba a este oficio. Pero lo que sucede ahora es que no se atiende al cantante como músico y como artista. -¿Qué cualidad admira más en una cantante? -Que sea una persona sencilla y a la vez actual. Sin falsas apariencias. -¿Y la que más odia? -El endiosamiento, que no tiene nada que ver con la calidad profesional de la persona. -Los directores actuales, ¿se preocupan de los cantantes o se preocupan más de la partitura y de la parte orquestal? -En mi caso se han preocupado de mí y de los que me rodeaban. Con el director catalán Ros Marbá, el cantante es el protagonista. Deja al cantante respirar con ella. Sube la masa orquestal, la disminuye o la deja en un hilo en función del solista. Esto es muy importante para que tú puedas representar tu papel con todas garantías. Para otros el cantante es menos importante, pero creo que porque conocen poco el medio. -¿Hay alguna cantante del pasado o del presente que le haya influenciado de manera especial? -Del pasado no, pero de ahora, Edita Gruveroba. Para mí representa lo máximo. Cuando la escuché en directo en el Real es como si oyeras una grabación digital. La perfección absoluta. También me encanta Kathlen Bhatle. Su color, su manera de emitir. Aquí en España se cree que el cantante para cantar bien tiene que abrir la boca y ser como un hipopótamo, y el canto no es eso, el canto no es al peso. Lo que se trata es de cantar bonito, de hacerlo bien, con profesionalidad, sin intentar hundir al de al lado. -Su marido es el conocido director técnico de zarzuela Víctor Naranjo, con el que lleva casada diecinueve años ¿Qué le dice él cuando tiene que enfrentarse a un papel determinado en una ópera o una zarzuela? ¿Es muy crítico? -Siempre está ahí, que no es poco, me da consejos a su manera y me apoya y ayuda en todo momento. Forma parte de mi vida para todo, que en definitiva es lo más importante. -¿Cómo surgió su papel de Euterpe en «La púrpura de la rosa» en el que la vimos y oímos por televisión? -Fue a raíz de una audición que se hizo en el Teatro de la Zarzuela, me presenté y me cogió el maestro Garrido para el papel de Euterpe. Me cambió varias veces de personaje hasta que encontró el que hice. Luego se hizo la grabación en cedé que está en el mercado.

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