Las jornadas gastronómicas bercianas

Los valles bercianos se han cubierto ya de un manto dorado, mientras, los castaños son los grandes protagonistas de este tiempo. Miles de trabajadores se esfuerzan bajo sus centenarias copas, recogiendo los sabrosos frutos. Las castañas son en muchos sentidos las grandes olvidadas de la gastronomía berciana, en la que triunfan el botillo, los pimientos y las manzanas. Ahora se asegura que las castañas no las han traído los romanos a estas tierras cuando vinieron a invadirlas dispuestos a llevarse el oro que escondían. Pero las castañas han sido durante siglos en auténtico pan de unas gentes que tenían que conformarse con una estricta economía de subsistencia. Pero no queríamos hablar en esta columna de las castañas o de los magostos, a los que nos encanta participar. Queríamos reseñar un año más la creciente pujanza de sus jornadas gastronómicas de cada otoño. Los restaurante bercianos se unen cada año para ofrecer una jornadas llenas de interés, en las que destaca el empleo de los productos de la tierra. Y lo que pretendemos destacar es precisamente eso, que la mayoría de los hosteleros de la geografía berciana, de un límite a otro, están con las jornadas, las practican y las promocionan. Esta unión, aunque siempre queda algún eslabón suelto, es la que hace que muchos aficionados a la buena mesa, viajes estos días al Bierzo para disfrutar de las viandas que se ofrecen en unos establecimientos enclavados en algunos de los paisajes más bellos del norte de España. Los botillos, el pimiento, las castañas y los mil y un inventos que los hábiles cocineros de la comarca son capaces de crear, están a disposición de aquellos que quieran degustarlos. Como contrapunto, sabroso contrapunto, los magostos con los tambores de castañas, las empanadas y las primeras catas de los vinos nuevos. El Bierzo en estos días es el lugar ideal para pasar un día en la naturaleza disfrutando, además, de esas maravillas culinarias que sus jornadas gastronómicas anuncian.