ESTO ES LO QUE HAY AHORA... ... Y ESTO LO QUE PUEDE HABER
Las Vegas en los Monegros
Un consorcio internacional pretende construir en los Monegros un megaenclave de ocio compuesto por cinco parques temáticos, treinta y dos casinos y setenta y dos hoteles
S i les cuento que hay un lugar en mitad de un desierto donde reinan cinco parques temáticos, treinta y dos casinos, setenta y dos hoteles, doscientos restaurantes, treinta y dos museos, un hipódromo, una plaza de toros, un campo de golf, un palacio de congresos, un cámping, una zona comercial y réplicas de pirámides egipcias, de templos romanos y hasta una del Pentágono ustedes pensarán que hablo de Las Vegas. Pero no. Está mucho más cerca. O mejor dicho, estará. En futuro, porque el bautizado como centro de ocio Gran Scala es todavía un proyecto, una idea superlativa nacida de la mente del consorcio International Leisure Development (ILD) formado por un grupo de ambiciosos inversores extranjeros (australianos, británicos, norteamericanos, franceses, libaneses...). Pero lo mejor no es la dimensión del proyecto. Lo más chocante de todo es que este enclave se ubicará en el desierto de los Monegros, ese territorio árido, seco, solitario y semivacío situado entre Huesca y Zaragoza y que cruza la autovía que une Madrid con Cataluña. Pero en los Monegros hay vida. Y creatividad. Recuerdo a un empresario surrealista llamado Manuel Ayuda, dueño y promotor del aeródromo de Tardienta, un extraño centro turístico donde se organizan viajes en velero por la arena, travesías a bordo de cosechadora, paseos en camello o dromedario y acampadas en auténticas jaimas. Y todo eso allí, en el desierto de los Monegros. Una iniciativa estrafalaria pero exitosa que ha funcionado como un imán para cientos de turistas que llegan a la zona atraídos por lo inhóspito del terreno, la peculiaridad del entorno, la tranquilidad, el silencio y el valor de un empresario excéntrico con imaginación desbordante. Esa misma sensación transmite el Gran Scala. Aparentemente es un plan muy osado y bastante original, pero al contrario que el pobre aeródromo de Tardienta, lo que buscan este grupo de empresarios es acabar con la esencia de los Monegros. Si todo sale adelante, el extraño encanto de este desierto tiene los días contados. Vida tranquila Y si el macrocentro de ocio se materializa, la vida tranquila de los aproximadamente 21.000 habitantes de la comarca va a dar un giro de 180 grados. Porque, si todo lo que cuentan es verdad, en menos de un año se empezarán a mover terrenos para construir este complejo, que ocupará 2.000 hectáreas y costará entre 14.000 y 17.000 millones de euros (más del doble de lo que invirtió Barcelona en las Olimpiadas de 1992). Todo está calculado. Y según las previsiones, el gigantesco parque dará empleo a más de 60.000 personas, tendrá capacidad para 100.000 turistas y en el 2015 habrá recibido ya 25 millones de visitantes, más de la mitad del total de los viajeros que visitaron España durante el pasado año 2006. ¿Y los beneficios? Según las previsiones, las tasas de juego y otros impuestos reportarán unos ingresos anuales de 677 millones de euros a Aragón, y otros 1.000 a la Hacienda estatal. Pero por ahora todo es un proyecto. Antes de que las grúas decoren el desierto hay que pulir algún que otro detalle, como cambiar la ley del juego vigente, que permite un solo casino por provincia (Zaragoza y Huesca ya tienen uno). Y también hay que tener en cuenta las recalificaciones de más de 2.000 hectáreas. Y, cómo no, el Gobierno autonómico y el local deben comprometerse a urbanizar un desierto ¡sin dañar al medio ambiente! El director ejecutivo de Greenpeace España, Juan López de Uralde, ya ha puesto el grito en el cielo y declara en su blog que los promotores del proyecto pretenden pasarse la legislación ambiental «por el arco del triunfo». Mientras, los habitantes de los Monegros esperan expectantes a ver qué ocurre mientras su desierto ocupa portadas de periódicos en todo el mundo. ¿Estará míster Marshall de verdad de camino hacia Aragón?