Jeep Patriot, rutero y campero

Más rutero que campero. Clónico del Compass, aparecido hace algunos meses, y realizado sobre la plataforma del Dodge Caliber, el nuevo Patriot viene a rellenar un hueco todocamino que venía pidiendo a gritos el catálogo de Jeep. Así que, el histórico especialista en vehículos 4x4, se civiliza un tanto con la llegada del Patriot. Si el Compass presenta una estética «urbana», el Patriot se decanta por un estilismo «rudo», cuadriculado en sus formas y más cercano a la tradición estética del fabricante. La llegada del Patriot anima, más si cabe, un segmento en el que militan realizaciones como el Qashqai de Nissan, el Tcuson de Hyundai, el Rav4 de Toyota y el Sportage de Kia aunque, eso también, por sus dimensiones, también es capaz de competir con realizaciones de mayor empaque, por ejemplo, el recién llegado VW Tiguan aunque, como tantas veces en la filosofía del fabricante germano, con un precio sensiblemente más ekevado. Con sus 4,41 metros de largo, sus 1,79 de ancho y una batalla de 2,64 metros, el Patriot no resulta tan compacto como su imagen podría hacer pensar; es decir, que nos entramos ante un modelo con bastante capacidad interior, bastante bajo en su altura al suelo -como mandan los modernos cánones de los todocamino - y, eso también, con un interiorismo bastante más espartano -y con ciertas lagunas de terminación- de lo que gustan os teóricos compradores del segmento. Cuatro plazas -el teórico quinto ocupante no viajará demasiado cómodo- y 329 litros de capacidad de maletero -más o menos lo que un turismo convencional- aunque, eso sí, con la ventaja de que bajo su plano de carga se aloja una rueda de repuesto normal, lo que siempre es de agradecer en un vehículo capaz de realizar excursiones off road . Sin demasiadas concesiones al equipamiento, el Limited, la versión más alta de la gama (existe también una versión de acceso, el Sport) ofrece elementos como las llantas de aleación, radio con CD y mandos en el volante, ESP (desconectable), airbag frontales y de cortinilla, cierre centralizado con mando a distancia, lunas oscurecidas y aire acondicionado. Por mucho que su origen -Jeep- puede indicar, el Patriot no es un todoterreno puro y duro , al estilo de otras realizaciones de la marca, lo que no significa que no tenga ciertas -muchas- aptitudes para circular fuera del asfalto. No monta reductora ni sistema de control de descenso, aunque sí un modo «4WD Lock» (un gatillo junto a la palanca de cambio) que reparte el par 50/50 a cada eje cuando las condiciones de adherencia resultan especialmente difíciles y siempre que no se rebasen los 40 Km/h. El Patriot sólo está disponible con el motor turbodiesel 2.0 litros (bo,ba-inyector de origen VW) que rinde 140 CV, unido a una caja manual de 6 velocidades, que se muestra tan prestacional como austero: escasamente 8 litros de consumo medio, lo que da una autonomía rayana en los 600 kilómetros.