Diario de León

La Vía de la Plata: un paso adelante

La exposición impulsada por el Ministerio de Cultura y respaldada por la Junta diferencia el trazado entre Astorga y Mérida de otros caminos secundarios

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MAITE ALMANZA | texto
León

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Varias décadas después de que diversos historiadores de época moderna comenzaran a interesarse por la Vía de la Plata, todavía no existe un acuerdo definitivo sobre cuestiones tan primordiales como su denominación o su trazado. En los últimos años diversas instituciones y entidades han defendido tesis opuestas respecto al itinerario que seguía este camino romano, y han contribuido a acrecentar más aún la confusión, aunque parece que entre los estudiosos sí existe un criterio unánime que sitúa aquél entre Mérida y Astorga. El Ministerio de Cultura, a través de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, organiza la exposición La Vía de la Plata. Una calzada y mil caminos , que sitúa el trayecto entre Mérida y Astorga, y lo vincula con otros recorridos secundarios al margen de la conocida denominación. La consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León colabora en esta iniciativa, en lo que parece ser el espaldarazo definitivo a la tesis que desde finales de los años noventa viene auspiciando la Asociación Pueblos en Defensa de la Vía de la Plata, presidida por el alcalde de Astorga, Juan José Alonso Perandones, y formada por, en su mayoría, pequeñas localidades ubicadas en el trazado entre Mérida y Astorga. Concebida por el gobierno romano para controlar militarmente la península y poder abastecer y distribuir productos comerciales, esta vía facilitó también el tráfico de mercancías entre los puntos urbanos intermedios, y desde ellos hasta la periferia rural. También por ella circularon las ideas: la forma de vivir romana se extendió gracias a ésta y otras vías peninsulares. Y lo mismo ocurrió con las creencias: la religión romana se extendió como más tarde lo haría el cristianismo. El trayecto cobró también un carácter administrativo, al facilitar el traslado de los ciudadanos hasta los centros de gestión de los diversos territorios romanos. Durante la Edad Media, los distintos reinos se sirvieron de esta ruta en sus idas y venidas bélicas entre el norte y el sur peninsulares. Además, a partir del siglo XIII algunos de los tramos originales vieron añadida una nueva función: la trashumancia de los ganados de la Mesta. Tras la etapa medieval, el surgimiento de nuevas ciudades contribuyó a variar el primitivo trazado romano y, a partir del siglo XIX, el nuevo sistema de comunicaciones -ferrocarril y carreteras- supuso el fin del tránsito continuado a través de la Vía de la Plata, que quedó relegada al estudio arqueológico. La concepción de la Vía de la Plata como una calzada unitaria entre Mérida y Astorga queda ratificada con «la existencia de un miliario con el número 259 en las inmediaciones del cruce del Esla por la vía, en el pago conocido como El Priorato, dentro del término municipal de Milles de la Polvorosa», según destaca el profesor José Manuel Roldán Hervás, al que numerosos estudiosos consideran una autoridad en esta cuestión, en su ensayo El Camino de la Plata: iter o negotium. «El miliario conserva la distancia CCLIX, que coincide exactamente con la que desde Emérita, cabeza de la ruta, hay hasta el lugar citado», indica Hervás. Éste, en el mismo ensayo, considera que «todavía es posible rastrear hasta un 70% de su recorrido original, con numerosas obras de infraestructura y abundantes restos arqueológicos -puentes, miliarios, yacimientos a pie de vía-, a pesar de las modernas obras públicas y las transformaciones agrarias que prácticamente la han destrozado, así como la desidia actual de sus gestores de los gobiernos autonómicos por recuperarla y ponerla en valor». Roldán Hervás señala también que «sólo parte de esta vía» hasta Salamanca y no en todos sus tramos, «lleva la denominación popular de Camino de la Plata [...], sin que podamos asegurar la razón del nombre. En todo caso y a tenor de los rifirrafes que se han suscitado entre las ciudades más o menos próximas a su recorrido por captar supuestos fondos europeos, el nombre de Camino de la Plata no puede ser más certero», ironiza. En este sentido, recuerda que «al margen de la Historia, el camino se ha estirado como un chicle para poder incluir en sus beneficios a Oviedo, Gijón, Santiago de Compostela, Sevilla, Cádiz o Huelva». El trazado, de unos quinientos kilómetros, fue planificado y construido «para permitir el tráfico rodado, lo que obligaba a prodigar las obras de ingeniería [...]. Pero estas características constructivas se limitan al trayecto [...] que se extiende entre Emérita y Salmántica», señala Roldán Hervás en su trabajo El Camino de la Plata: Historia de una vía romana . El investigador indica también que en dicho tramo la calzada era «una vía empedrada» y de una anchura de unos seis metros «para permitir que dos vehículos pudieran cruzarse sin dificultades». «En cambio, a partir de Salamanca hasta Astorga la vía se confunde fácilmente con el terreno y con los caminos de concentración parcelaria, al tratarse, seguramente, de una vía terrena », añade. En cuanto a la denominación de la Plata, los estudiosos han relacionado este término con las riquezas que circularon por ella, con lo bien conservado del firme y su color blanquecino, con una evolución del latín vía lata , es decir, amplia, ancha, o de delapidata , referido al empedrado. También han barajado la posibilidad de que proviniera del árabe balata , camino enlosado, pero lo cierto es que no parece haber un criterio definido al respecto. Estas y otras cuestiones constituyen el argumento principal de la exposición La Vía de la Plata. Una calzada y mil caminos , que recrea en paneles didácticos los pormenores de las diferentes etapas de la calzada. Junto a ellos se expone un centenar de piezas como objetos de orfebrería, cerámica, relieves, o epigrafías.

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