Disparos contra el olvido

En la era de internet, en un mundo global como nunca antes, las imágenes son bienes de consumo rápido. Se emiten reproducidas hasta el infinito en todos los puntos del globo, en todos los formatos, y provocan un eco inmediato pero cada vez más efímero; se olvidan al segundo, atropelladas por otras nuevas de mayor impacto. Pero hay imágenes captadas con ánimo de perdurar y mover conciencias. Son disparos contra el olvido. Tomas sobre la crueldad y el sufrimiento humanos, reflejos de la furia de la naturaleza, retratos de la injusticia y el abandono. Treinta y cuatro fotógrafos internacionales han prestado sus instantáneas a Médicos del Mundo para luchar contra el silencio que se cierne sobre quienes carecen de voz; sobre tantos que un día abrieron los telediarios de todo el mundo y quedaron olvidados 24 horas después. Las víctimas de la limpieza étnica en los Balcanes, damnificados del terremoto de Pakistán, niños mutilados por las minas en Camboya, legiones de famélicos ahuyentados como perros en Sudán... Liberia, Bangladesh, Ruanda, Zaire, China, Níger, Chechenia... Tantos y tantos escenarios del horror que el mundo rico y civilizado prefiere no mirar, absorto en apuntalar su propio bienestar. «A menudo parece que para garantizar esa seguridad (de los países desarrollados) se necesita la inseguridad en otros lugares», argumentó Ricardo Angora, ex presidente de Médicos del Mundo. Todos estos conflictos se pasean por 34 miradas contra el olvido , la exposición de Médicos del Mundo y la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (Echo) inaugurada este lunes en Madrid e itinerante por esa Europa con mala conciencia. Sin donantes Son episodios y dramas -el sida, los niños soldado, las violaciones como estrategia bélica, la inmigración desesperada, etc.- expulsados de la agenda internacional, de las páginas de los diarios y también de la solidaridad de los países donantes. «Que estos temas no salgan ya en los medios de comunicación implica que disminuyen los donantes de ayuda humanitaria, pero no que disminuya el número de víctimas; éstas siguen muriendo", subrayó Susana Pérez Díaz, representante de Echo. Las 34 miradas contra el olvido se despliegan en un cuarto oscuro de revelado fotográfico simulado. Incluyen también imágenes de inmigrantes africanos hacinados en suburbios parisinos y otros recién caídos de la patera en la que viajan al espejismo europeo. «No sé si tendrá que llegar un cayuco lleno de muertos a Canarias para que este problema vuelva a los medios», recriminó Arturo Rodríguez, fotógrafo de AP integrante de la muestra. En su opinión, las administraciones y los medios de comunicación silencian cuanto pueden la avalancha de cayucos y pateras para no ahuyentar al turismo y otros fuentes de ingresos. Y es que los pobres, ya se sabe, no dan bien en las fotos.