Diario de León

El maltrato, un túnel que sí tiene salida

La perito forense María Teresa Gómez-Limón asegura que ninguna víctima de violencia de género se queda en la calle, al publicar su trabajo «Quien bien te quiere, no te hará llorar. Guía para superar la violencia doméstica»

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MANU MEDIAVILLA | texto
León

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«El túnel tiene una salida», remarca María Teresa Gómez-Limón, psicóloga y perito forense del Juzgado Número 5 de Violencia contra la Mujer, como resumen de su libro Quien bien te quiere, NO te hará llorar. Guía para superar la violencia doméstica. Y el gran reto es «aprovechar todos los servicios que hay» de atención, orientación y apoyo a maltratadas, ya que «algunos no se utilizan». La autora ha incluido un directorio -encabezado por el teléfono permanente, confidencial y gratuito 016- para remachar que «ninguna víctima se queda en la calle. Hay mecanismos, lo importante es dar el paso». No siempre es fácil hacerlo. Primero, apunta la autora Gómez-Limón, porque la situación de maltrato se va construyendo «a lo largo del tiempo» -la media de convivencia es de 10 años- con «una mala palabra, un desprecio, un pequeño empujón o golpe», y la propia víctima «se va adaptando y aprende a manejarla de manera normalizada». Segundo, porque hay por medio «una relación afectiva con el maltratador», que es acentuada a veces por su condición de «padre de tus hijos» y que, ante su eventual encarcelamiento, llega incluso a provocar «complejo de culpa». Y tercero, porque se vive en buena parte «en el ámbito privado», incluso como un «fracaso personal en la relación de pareja». «No dejar pasar tiempo» Precisamente en ese contexto complejo y favorable al maltratador es donde adquiere sentido el «afán divulgador y preventivo» que el decano del Colegio de Psicólogos de Madrid, Fernando Chacón, ve en el libro. «Los primeros signos no son tan fácilmente detectables -añade-. A veces se trata de una imposición muy sutil y leve, pero está anunciando una situación grave». Por eso María Teresa Gómez-Limón recuerda que «los problemas se deben solucionar con el diálogo, no con malos tratos», y corrige igualitariamente el trasnochado refrán para recalcar que «quien bien te quiere, te debe hacer feliz». De ahí su insistencia en que la víctima tome la iniciativa, ya que «ante una mujer que no denuncia -el 69% de las asesinadas en 2007 no lo había hecho-, ni el juez ni nadie pueden hacer nada». Al contrario, el comportamiento agresivo «se refuerza al obtener los resultados buscados» y comprobar cómo «la mujer cede y cede y se adapta». Al final, «cuanto más tiempo pasa, más difícil es salir», y por eso la primera recomendación de la autora es «no dejar pasar tiempo» y acudir cuanto antes a un servicio de orientación -los grandes desconocidos en la lucha para atajar la violencia machista- en sus primeras fases o, si se considera que la propia vida corre peligro, a una comisaría. «Saber decir que no» El segundo consejo es «saber decir que no a la humillación y no dejarte aislar», porque «tener una red de apoyo familiar y social» desactiva una de las grandes bazas del agresor, la soledad de su víctima. Además, añade la perito forense, aunque «decir no puede ser conflictivo, esconder la cabeza bajo el ala prolonga la situación y refuerza la conducta agresiva». Se trata, en suma, de conseguir hacer «con la pareja lo mismo que haríamos con otra persona» y de exigir el respeto que reclamaríamos a cualquiera en otra ocasión. En esa primera fase, todavía es posible que el no de la víctima lleve al «maltratador inicial» a recapacitar y cambiar. Pero si la situación va a peor, remacha, no queda otra opción que la ruptura. La denuncia o la salida del hogar son momentos de peligro para la persona que ha sufrido una situación de malos tratos, reconoce Gómez-Limón, y por eso son importantes las órdenes de protección de la víctima y las de alejamiento del agresor, que pueden aplicarse con métodos telemáticos y que «se dan muchas, incluso en casos dudosos», para garantizar la seguridad de aquélla. Incumplimiento judicial La psicóloga alerta del riesgo que suponen algunos incumplimientos de esas medidas judiciales por la propia mujer, que «ponen en peligro su vida», e insiste en que «todas las leyes son buenas», empezando por la Ley Integral contra la Violencia de Género, que considera «imprescindible, pero no suficiente».

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