Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

|||| Esta es de esas noticias que hay que leer con ganas de entender lo imposible de justificar. Y que no es otra cosa que cómo en las calles de nuestras ciudades, también en León, el suelo es el gran mostrador de la cultura española. Y que el resto del partido se juega en los ordenadores. No pagar es el lema.

Los hechos son bastante contundentes: El presidente de la patronal de discográficas españolas (Promusicae), Antonio Guisasola, reclama al Gobierno que «tome cartas en el asunto de la piratería de una vez por todas», después de que España aparezca en la lista 301 que elabora la Oficina de Comercio de Estados Unidos sobre los países menos respetuosos con la propiedad intelectual. A juicio de Guisasola, la inclusión de España «en la lista negra de la piratería» constituye «una clara advertencia ante la que las autoridades políticas y judiciales deberían tomar medidas sin más excusas ni demoras», y agregó: «No podemos pretender estar entre los 20 países más importantes generando riqueza y al mismo tiempo estar en la lista de cola de los generadores de cultura».

Es un paso más en la denuncia de una situación que en España se vive con una pasmosa pasividad. «Mientras otros países como Francia o Suecia», prosiguió Guisasola, «están abordando la situación de forma decidida, aquí preferimos viajar en el furgón de cola. Y así, las magníficas posibilidades que aportan las nuevas tecnologías se ven reducidas al pisoteo indiscriminado hacia los creadores de contenidos». En su opinión, España ha demostrado siempre «ser un país eminentemente de creadores, una circunstancia histórica que nuestros gobernantes deberían preservar con carácter prioritario». «Llevamos años denunciando que es imposible tener una oferta musical competitiva que ofrecer a los internautas sin que haya una protección razonable. Con estas circunstancias es francamente complicado adaptarse a los nuevos usos y formas de consumir música por la que ya han optado los ciudadanos».

Durante el 2008 se contabilizaron en España 2.000 millones de ficheros musicales descargados de manera fraudulenta frente a 20 millones consumidos de forma legal y remunerando a sus creadores. El daño de un fenómeno de estas dimensiones, según Guisasola, «se traduce en un colectivo de creadores cada vez más desincentivado y un sector productivo que ha sufrido durante toda la década la destrucción de miles y miles de empleos».

Otro dato elocuente. En el 2001 se vendió música en España por valor de casi 700 millones de euros, una cifra que se ha desplomado hasta los apenas 250 millones (ventas digitales incluidas) generados en el ejercicio recién concluido. «Esta evolución es elocuente sobre el daño que causa la descarga ilícita», finalizó Guisasola. Aquí las que cantan son las cifras.

tracking