morrones

Dos leoneses comen dos grandes rebanadas de pan y refrescan la garganta empinando una bota llena de vino rascante del país. Celebran el alboroque con que acaban de cerrar su trato». La escena es recreada por Claudio Sánchez-Albornoz en el León del siglo X. Era tradición que el comprador o el vendedor se agasajaran para rubricar el acuerdo.

Así se hizo durante siglos. Los tratantes de ganado llevaban el dinero atado en fajos y lo mostraban sin recato para pagar. Era su forma de mostrar que eran hombres de ley. Y de fiar. Andando el tiempo ganaderos y tratantes se fueron perdiendo en la memoria y de la era industrial se pasó al oscuro tiempo de la especulación. Políticos y sindicalistas ignoraron su misión de servir, de ser útiles. Pervirtieron la democracia y desvalijaron las cajas.

Se agasajaron con puestos vitalicios y tarjetas opacas. Algún avezado inventó un fallo informático para tapar el delito. Hacienda se puso una venda en los ojos. El Banco de España dejó pasar la bola. Y cuando creíamos que el basurero no daba más de sí nos aparecen unas balas fermentadas que huelen tan mal como las de Santa María del Páramo.

Ética despeñada

La ética ha sido despeñada del sistema. El Gobierno no funciona. Es un juguete estropeado que se sujeta a golpe de decreto y de pomposas declaraciones de patriotismo. Como no es capaz de idear soluciones pide socorro al Tribunal Constitucional para que saque las castañas del fuego en Cataluña.

Y como éramos pocas... Parió la presidenta del Círculo de Empresarios con una machada. Mónica Oriol, guapa, la realidad te desmiente rotundamente. Las mujeres en edad reproductiva son tan productivas, o más, que cualquier hombre. La maternidad es inmensamente creativa, pero a usted, con seis hijos, poco se le nota. Lo suyo también debe ser un fallo de sistema, como las tarjetas opacas. Un videojuego macabro que consiste en eliminar mujeres del mercado laboral. Visite el punto limpio o resetéese. Pero no albergo muchas esperanzas con usted, la verdad sea dicha. Aspira a suceder a León de la Riva en el puesto de bufón del PP y a que la nombren misógina mayor del reino.

Apeadero de Asturias

Vaya semanita. León, que era la ciudad más importante de la España cristiana en el siglo X, convertida en apeadero de Asturias. Hasta aquí hemos llegado, ministra Pastor. Debería haber dicho el alcalde de León. Emilio Gutiérrez calló, como siempre, y fue a misa de San Froilán. Todos fueron a misa. Y era la fiesta del cordero.

Pero el cordero no era de León, era de Tierra de Sabor. Un territorio artificial que pintan con grandes corazones amarillos en el que la reina es la consejera de Agricultura, Silvia Clemente. Todo sabor. Tantos desvelos para conseguir denominaciones de origen, indicaciones geográficas protegidas y sellos de calidad para acabar todos en el mismo cajón, desde la reineta del Bierzo hasta la carne de ternera avileña. Y los morrones de Fresno confundidos con los pimientos bercianos en su propia feria. ¡Qué bajo ha caído el reino!

Identidad en venta

Nos levantan la huerta. Nos liquidan, nos trocean. Nos Como a Coto Minero Cantábrico. Y venden a la baja nuestra identidad, tras desvalijar nuestro patrimonio. «Qué momentos tan curiosos vivimos por usar una palabra elegante», me dice Antonio en el mercado. Sí.

Si Claudio Sánchez-Albornoz viera este panorama. ¿Qué retrato haría del León de hoy? Le haría gracia que un instituto lleve su nombre desde hace 25 años. Y que lo celebre leyendo sus textos frente a la estatua que le pusieron en el jardín de Correos. Y en la semana más tradicional de León. Pues aún queda un poco de cordura.