Diario de León

Prisiones modifica todos sus protocolos para controlar a los «ciber-reclusos»

Extremará la vigilancia para evitar la entrada de móviles y el control sobre los ordenadores

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Melchor Sáiz-Pardo | madrid
León

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Los protocolos de seguridad de las cárceles de toda España experimentarán un giro copernicano. Instituciones Penitenciarias ha distribuido un nuevo y vasto manual para el control de los reclusos en el que se fija como objetivo prioritario hacer frente a los ciber-presos. Acabar con los tradicionales pinchos carcelarios y el tráfico de drogas en los centros -”explica el documento-” siguen siendo prioridades, pero también ahora lo será cortar el cada vez más importante flujo dentro de los penales de teléfonos móviles, microcámaras, relojes con teléfonos, memorias, bolígrafos pistola, sistemas de GPS camuflados, módem o «armas de materiales indetectables».

Un nuevo mercado negro carcelario del siglo XXI que preocupa, y mucho, al Ministerio del Interior porque son «elementos electrónicos» que sirven a los internos para seguir delinquiendo dentro de la prisión o preparar fugas, pero que además son un nuevo caldo de cultivo de luchas de poder y desestabilización de una «población reclusa que ha vivido un espectacular incremento en los últimos diez años, duplicando el número estable de internos», según admite el texto.

«Tsunami» tecnológico. La instrucción 3/2010 de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, fechada el 12 de abril, insiste a lo largo de sus 69 páginas en que la vigilancia humana y los «registros, cacheos y requisas» siguen siendo el método más eficaz para frenar el ilegal tsunami tecnológico que arrasa los centros.

Sólo en la cárcel madrileña de Valdemoro se han incautado en los últimos años cerca de 500 terminales telefónicas, según informó el sindicato Acaip, después de que esta semana fuera capturado un suministrador de café del centro acusado de introducir en la prisión droga y teléfonos para los internos.

Interior ordena limitar el «trabajo auxiliar» de los presos de confianza en lugares de entrada de mercancías o en los recuentos de compañeros.

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