Diario de León

El botellón consume a los jóvenes

La Policía Local de León registró en lo que va de año 700 multas por consumo de alcohol en la calle

El consumo de alcohol en la calle por parte de jóvenes, como en esta imagen de archivo, ha hecho que

El consumo de alcohol en la calle por parte de jóvenes, como en esta imagen de archivo, ha hecho que

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a. caballero | león
León

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Las 16.30 horas no es muy pronto. Incluso mejor. Los supermercados están abiertos y todavía no han bajado las bandadas de familias que quieren hacer acopio de comida para la semana; no vaya a ser que se coincida con alguien y haya que inventarse una excusa. Librado el trámite de la cajera, la procesión de bolsas de plástico deja un rastro fácil de seguir por la ciudad: la orilla del Bernesga, los jardines del paseo de Papalaguinda, Condesa Sagasta, la trasera de Carrefour, el espacio entre la bolera de San Francisco y la antigua escuela de Comercio, La Chantría, los eriales entre El Ejido y el Polígono 10, los parques de La Palomera y la Universidad... Cualquier lugar es trinchera para montar la barra. Se saca el cartón de vino o las botellas, si hay suerte en la paga, y el refresco entra como excusa para entonarse antes de ir a los pubs. Una tarde-noche habitual para cientos de jóvenes leoneses cada fin de semana. Una costumbre del botellón que, en lo que va de año, ha hecho que el grupo de menores Paidos de la Policía Local de León haya tenido 127 intervenciones, que se han saldado con 648 jóvenes multados: 250 mayores de edad y 398 menores de 18 años. «Eso sólo con el grupo Paidos, que es el que más se dedica a esto, pero las patrullas de seguridad ciudadana han hecho al menos otras 30 intervenciones con medio centenar de multas más», calcula el concejal de Seguridad, José Antonio Díez.

«Nunca ha habido tantas intervenciones en los botellones de la ciudad. Que les pregunten a los jóvenes si lo tienen fácil», reta Díez, después de que los hosteleros leoneses hayan pedido esta semana al Ayuntamiento que incremente la presión a los que lo practican. Los profesionales de la hostelería estiman que la costumbre de comprar en supermercados y quioscos para consumir en la calle les ha hecho perder un 20% de su recaudación. «Luego, los chavales entran a bailar y poco más», se quejan.

Que bajen los precios. Con el lamento de los hosteleros escriben una cara b los jóvenes. Se palpan los bolsillos, se miran entre ellos y les sale el estribillo fácil. «Que bajen los precios. Entre los 6 que somos, ponemos 3 euros cada uno y tenemos calimocho para privar hasta que nos aburramos. Y si nos apetece pegarnos un exceso apoquinamos 5 euros y tiramos de whisky de marca, con coca cola de la buena; tenemos por lo menos para cuatro copas por cabeza. Justo para ir a gusto después al Húmedo y tomarnos otra en un garito, que las clavan a 6 euros donde menos».

El argumento, unido a la protección que da encontrarse como miembro de la pandilla y la sensación de transgredir la norma, se repiten allá donde se pregunte. Si se interroga a los universitarios con casa propia, que no tienen la necesidad de buscar un espacio público donde exhibirse, tampoco hay variación sobre las motivaciones. La franja de edad es amplia y cada vez se estrecha más por la parte inferior de la pirámide poblacional. En las intervenciones de este año, se han identificado guajines de 12 años, aunque «lo más habitual son chavales de entre 15 y 17 años», reseña el concejal de Seguridad. No es extraño que el 61,4% de las denuncias en los 10 primeros meses vayan fijadas a carnés de identidad con la fecha de nacimiento anterior a 1992. En marzo los menores de 18 años sumaron 88 identificaciones por participar en algún botellón, aunque el mayor número de intervenciones, con 21 casos, se registró en octubre, seguido por abril, con 20. El ritmo baja un poco en verano, pasadas las fiestas de León, pero se mantiene uniforme en el resto de meses.

La llegada de la brigada policial se ajusta a un procedimiento fijo: se incauta la bebida y se piden los carnés de identidad. Si el chaval es menor, con que tan sólo se encuentre en el círculo del botellón, se llama a sus padres para informarles y se le abre un procedimiento. La multa, con arreglo a lo que dicta la Ley de Drogodependencias de la Comunidad Autónoma, no puede pasar de los 30 euros. Peor se le pone a los que sobrepasen los 18 años. Aunque se libran del aviso a los tutores, la sanción que les puede caer encima llega hasta los 600 euros. «Nos parece adecuado», analiza José Antonio Díez, quien, en tanto en cuanto no se modifique la legislación autonómica, rechaza adaptar una normativa propia para, a imagen de lo propuesto por la Federación de Municipios y Provincias y ya planteado en ciudades como Burgos, hacer que las multas vayan de los 750 a los 3.000 euros.

Quedan rastros de vasos y botellas en el parque. Alguien ha bebido.

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