Diario de León

La banda echa el cierre, decapitada y asfixiada por los golpes policiales

En cinco años se arrestó a 527 terroristas y a 201 de Segi.

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melchor sáiz-pardo | madrid
León

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ETA echa el cierre en el peor momento operativo de su sangriento medio siglo de vida. Sin dinero, con apenas tres decenas de terroristas en activo, sin apoyo internacional, con el ‘frente de presos’ fracturado y con todas sus bases operativas desarticuladas, la banda decreta el «cese definitivo» de sus atentados después de que en los últimos cinco años y medio haya recibido los mayores golpes policiales de su historia. Un lustro en el que, además de decenas de activistas, sucumbió todo aquel que osó encabezar la banda.

Las cifras de la que ya se conoce como ‘la época Rubalcaba’ hablan por sí solas del acoso a la ‘bestia terrorista’: 527 presuntos etarras detenidos, a pesar de que en el 2006, 2007, 2010 y 2011 hubo períodos de tregua, en los que los arrestos disminuyen. Y decapitaciones arriba. Desde que en mayo del 2008 se abriera la veda de los jefes de ETA, con la captura en Francia de Francisco Javier López Peña, Thierry , han caído otros cinco cabecillas de la banda: Garikoitz Aspiazu Txeroki (noviembre 2008), Aitzol Iriondo, Gurbitz (diciembre de 2008), Jurdan Martitegi (abril de 2009), Ibon Gogeaskoetxea (febrero 2010), y Mikel Karrera, Ata (mayo 2010).

Dicen todos los expertos de Interior que el cese no es fruto de una reflexión interna sino de la sangría de detenciones, sobre todo durante 2009 y 2010, cuando la organización vio caer a un miembro cada tres días.

Las apuestas de Ata durante el 2010 por volver a llevar a ETA a los niveles operativos de dos años antes se contaron por fracasos. Karrera y su antecesor en el cargo, Ibon Gogeaskoetxea, habían diseñado una Presidencia Española de la Unión Europea, en el primer semestre del 2010, teñida de sangre. Ahí se produjo la gran inflexión que ha llevado al cese de la acción armada, según Interior.

Ese plan, al que la banda había confiado buena parte de su «supervivencia inmediata», se quedó en agua de borrajas cuando entre enero y febrero la Guardia Civil y las fuerzas de seguridad portuguesas desmantelaron la nueva gran base que ETA iba a instalar en el país vecino. Hasta la caída de Portugal, Gogeaskoetxea y Karrera -recuerdan los servicios de Información- no se habían dedicado, ni mucho menos, a preparar a la banda para una tregua. Más bien todo lo contrario.

El último intento de los dos jefes detenidos para evitar que ETA tuviera que ordenar un parón forzado fue el de poner en marcha otra base operativa en Cataluña para atentar durante el verano del 2010 en la costa mediterránea.

Según los mandos de la lucha antiterrorista, hay otro aspecto importante para entender por qué ETA declaró el parón la pasada primavera y por qué ahora dice que lo deja: la banda, por primera vez en su dilatada historia, no tiene una jefatura clara.

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