Diario de León

MÁS DE 1.500 SOLDADOS

Morenés subraya en Afganistán la contribución de los militares a la imagen internacional de España

El ministro de Defensa visita a las tropas desplegadas en el convulso país asiático

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, saluda a soldados de la base de Herat, en Afganistán.

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, saluda a soldados de la base de Herat, en Afganistán.

Publicado por
MAYKA NAVARRO
León

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Este 26 de enero se cumplirán 10 años desde que los primeros militares españoles pisaron Kabul, la capital de un Afganistán convulso inmerso en una guerra nada convencional de la que España se empezará a marchar, poco a poco, a partir de finales de este mes. Aunque el nuevo ministro de Defensa, Pedro Morenés, no ha dado muestras de tener ninguna prisa en la retirada. Ni una sola vez ha hablado de repliegue. Aun así, para tratar sobre el terreno sobre la marcha y de qué manera el Gobierno puede recortar el gasto económico de esta misión sin mermar la seguridad de las tropas, a las cuatro de la mañana de este lunes (hora española) ha aterrizado en Afganistán Morenés. Como sus antecesores en su primer viaje a este país, se ha quedado gratamente impresionado.

Han pasado 10 años, han muerto 97 militares y un intérprete, y la misión, la más cara de la historia, ha supuesto a las arcas del Estado un gasto de 2.500 millones de euros. Pero a pocos se les escapa que la mayor operación desarrollada por las Fuerzas Armadas en la historia reciente ha devuelvo al Ejército un protagonismo perdido en el escenario internacional. Y por ese papel apostó el anterior Ejecutivo, y no parece que nada vaya a cambiar con el actual, salvo que se vea obligado por la complicada coyuntura económica a la que se enfrenta el equipo de Morenés. “No les quepa la menor duda de que con su trabajo diario contribuyen de manera importante a reforzar el papel de España en el orden internacional y a fortalecer nuestra imagen en el mundo, al mismo tiempo que colaboran de forma activa y directa en la seguridad de nuestros compatriotas”, ha dicho el ministro, nada más aterrizar en Herat, a los 366 militares y 14 guardias civiles destinados en esta base de la OTAN, al mando de los italianos.

Tras unas breves palabras en el comedor principal de la instalación, el ministro se ha entretenido para saludar, uno por uno, a todos los militares presentes. Y en cada mesa ha departido unos minutos con uno de ellos. Se ha interesado por todo. La seguridad, el clima, la población afgana... y ha insistido en si la preparación que reciben en España se adecua con la misión. “Sabemos a lo que venimos, ministro. Y le aseguro que estamos bien preparados”, ha manifestado un militar. Acompañado del nuevo Jefe del Estado Mayor de Defensa (JEMAD), el almirante general Fernando García Sánchez, el ministro se ha mostrado amable, cercano y cariñoso.

Preguntas de Morenés a los militares

En Qala i Naw, un caluroso sol primaveral ha recibido al nuevo ministro tras una noche de intensa nevada. En la espectacular base Ruy González de Clavijo, enclavada en mitad de un impresionante valle, Morenés ha visitado los nuevos pabellones de armamento y reparación de vehículos, y ha preguntado insaciable al coronel Félix Eugenio García Cotijo, jefe del contingente español en Afganistán, por todo lo que le ha venido a la cabeza. Incluso ha lamentado no tener más tiempo para seguir preguntando y conociendo. Se ha encaramado a un blindado GR-31, se ha interesado por el suministro de combustible y la resistencia de los pequeños aviones no tripulados, los VAV, que se han convertido en un arma básica en esta zona.

Sobre el terreno, Morenés ha sabido de los planes del contigente de Qala i Naw. Y no son fáciles. Los mandos esperan acabar el año asegurando los 107 kilómetros de la denominada ruta Lithium, que unen Qala i Naw con Balah Murghab, una vía de comunicación básica para la población de esta región. De momento, la carretera está preparada hasta Ludina, y ahora se trabaja entre este punto y Golojirak. Las dificultades climatológicas extremas, y la acción incesante de talibanes, traficantes e insurgentes, hacen de la labor una tarea complicada y muy arriesgada. Por ello, Morenés ha reiterado el compromiso de su Gobierno con la seguridad de las tropas en escenarios difíciles como Afganistán.

Morenés ha querido pisar suelo afgano cuanto antes por dos razones. Porque por primera vez en muchos años, los militares en misiones internacionales se quedaron sin la visita de ningún mandatario político por Navidad. Pero porque quiso escuchar de primera mano cómo se va a organizar un complejo repliegue de los 1.521 militares y 40 guardias civiles que en estos momentos hay destinados en Kabul, Herat, Mazar-i-Sharif y la provincia de Badghis, de cuya reconstrucción España es la responsable. El Gobierno de Mariano Rajoy ha hecho suyo, por el momento, el calendario que el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero anunció en junio pasado en Bruselas, con una retirada paulatina hasta el 2014. Sin descartar que más allá de esa fecha pueda quedar en Afganistán una representación simbólica para una nueva misión, pendiente de definir por parte de la OTAN y que ha sido bautizada como Asociación Duradera. Eso sí, en su estancia en tierra afgana, el ministro no ha mostrado ninguna señal de prisa en retirar las tropas. Ni ha hablado de repliegue, y todo lo que ha escuchado de los mandos han sido planes de seguridad para este año.

Formación del Ejército y la policía de Afganistán

De todas maneras, Morenés ha comprendido que la retirada ya no depende tanto de los calendarios fijados, sino de la capacidad que tengan las autoridades afganas de ir asumiendo el control de la seguridad del territorio. A fin de cuentas, en eso se ha convertido esta misión internacional. En formar cuando antes a un Ejército y a una policía que sean capaces de mantener una cierta estabilidad. El contingente español está formando una brigada del Nuevo Ejército Afgano, que debe tomar el control de Badghis. Si las cosas no se tuercen, a principio de febrero se iniciará la transferencia de autoridad en la capital provincial, Qala i Naw, y en el distrito de Ab-Khamari.

Y hacerlo todo gastando lo menos posible. Otro de los grandes retos de este equipo, que ha heredado una deuda de cerca de 30.000 millones de euros en programas armamentísticos. No va a ser fácil ahorrar dinero en misiones internacionales, por mucho que Morenés vaya a intentar recortar como pueda. Sabe, y así lo ha hecho saber, que no puede recortar en seguridad. Y menos en escenarios como Afganistán, donde el territorio controlado por las tropas españolas, Badghis, pasó de ser una región pacífica alejada de los focos del conflicto a un auténtico refugio de talibanes. Que hay que ahorrar es tan evidente que el ministro dejó espacio en el Airbus que le ha trasladado a Afganistán para una veintena de militares que debían viajar estos días a Qala i Naw, a realizar unos trabajos puntuales de mantenimiento en la base española.

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