Diario de León

Santiago Gil y María Quiroga. albañil y música. padres de un niño de 3 años

«Lo fácil es ésto, con tiempo y sin hipoteca»

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p. infiesta | la urz
León

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Con 20 años, María Quiroga decidió dar un paso trascendental en su vida, dejó su Astorga natal y se trasladó al «cacho» que había comprado su pareja, Santiago Gil, en un pueblo remoto, pero lleno de encanto, La Urz. Se quedó embarazada y esa circunstancia sirvió de acicate para agilizar la transformación de una cuadra de cabras como su nuevo hogar. Ya lleva cuatro años. «Vine por amorrr... —confiesa divertida—. Alguna colega me dijo qué huevos tenía, pero estoy encantada aquí. Ahora voy a León y no aguanto ni un día».

María es música, reparte su tiempo entre el conservatorio maragato, donde estudia, y su vivienda. «Me gusta La Urz, tener mi propia casa y la cercanía del huerto. Si te implicas, puedes vivir de ésto. No gastas nada. La ciudad es Babylon (el corrupto sistema capitalista), sólo consumes y consumes. ¿Qué quieres aparcar?, a pagar la Ora; ¿qué necesitas ir al baño? Entras a tomar un café y pagas. En cambio, no sabes el gusto que da levantarte aquí, ver el sol e ir a cavar un poco. Todo el día estás haciendo cosas manuales, aunque también tenemos internet».

La única ventaja que ahora aprecia de las ciudades es que en ellas «licuas mucho, sales a tomarte algo y te desestresas». Su pareja, Santiago Gil, de 40 años se pregunta «cómo todavía queda gente en la ciudad. Lo fácil es ésto, sin hipoteca, con tiempo y sin ruidos de los vecinos». Confiesa que se trasladó a La Urz por su amigo Israel, que le insistía en lo bien que se podía vivir. Encontró trabajo, porque falta mano de obra en la zona, como reconoce el propio alcalde, Manuel Rodríguez, al ser una comarca envejecida con 40 localidades. «No tener deudas con el banco es un lujo. En un pueblo se vive con poco. Gastos fijos, la electricidad y el coche, porque tanto Israel como yo nos hicimos la casa reciclando una ruina. Aquí te olvidas de horarios incluso para trabajar», expresa. Su próximo reto, incentivar el empleo femenino. «A las mujeres les cuesta más encontrar una salida laboral, pero esperamos que cambie», dice.

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