Diario de León

A CIELO ABIERTO

La cruzada no tiene reglas

. La Guardia Civil se ve obligada a cambiar permanentemente de estrategia para neutralizar las protestas mineras en la montaña central, como el blindaje de ayer en la N-630 y otras vías secundarias.

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romero
León

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El día amanecía con la nacional 630 y sus carreteras secundarias tomadas por la Guardia Civil. El temor a que las protestas mineras se recrudezcan está obligando a cambiar permanentemente de estrategia a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad. Un riguroso control en Vega de Gordón, donde los agentes montaron un operativo con cadena de pinchos incluida, identificó uno a uno todos los vehículos que transitaban en sentido Asturias entre La Robla y Santa Lucía de Gordón y efectuó registros aleatorios en el interior de los coches en busca de material subversivo. Es la primera vez que la Guardia Civil, al menos en la montaña central, ejecuta un dispositivo de este tipo para neutralizar las acciones de los mineros desde que el sector del carbón se pusiera en huelga indefinida el pasado 30 de mayo.

Los tempranos controles que blindaron los cruces principales de La Robla, La Pola de Gordón y Vega de Gordón impidieron que las protestas se trasladaran a Ciñera, pero concentraron el conflicto en La Robla, donde los mineros levantaron dos barricadas de neumáticos sobre la N-630 en tiempo récord, dejando cortada esta carretera a eso de las doce y veinte de mediodía y durante casi dos horas. También cortaron la vía alternativa que lleva a León por Cuadros y la vía de servicio que hay al lado de la gasolinera de La Robla, en la subida del Rabizo. Tras conseguir su objetivo, se disolvieron. La Subdelegación no destacó a ninguna unidad especial y se limitó a seguir controlando férreamente la carretera durante casi todo el día. Previamente, sobre las siete de la madrugada, los vecinos de Ciñera vieron o escucharon el helicóptero que suele peinar la montaña para localizar a los piquetes antes de que intervengan los antidisturbios, pero a esa hora ni siquiera se había celebrado la asamblea de La Robla a la que cada mañana están convocados todos los mineros de la Hullera Vasco Leonesa. Los rumores corrían ayer por el pueblo como la pólvora. El más extendido era que había despliegue de agentes en el monte dispuestos a abortar cualquier intento de barricada en la N-630, algo no confirmado. Un grupo de mineros paró un camión para activar en Ciñera un nuevo corte a las dos y media, pero finalmente desistieron.

Desde hace días, el de ayer fue uno de lo más tranquilos en la montaña central. Los trenes circularon con normalidad entre Asturias y la meseta y los cortes en la nacional apenas bloquearon el tráfico. Pero si lo mineros buscan que se les escuche, su objetivo está cumplido.

Ayer había 19 fotógrafos y cámaras de televisión, además de una decena de redactores, lo que significa proyección del conflicto en, el menos, una veintena de medios de comunicación locales, nacionales e internacionales. Las cargas policiales en Ciñera de Gordón, que el primer día apenas fueron seguidas por dos o tres periodistas locales, han atraido hasta la zona a equipos de la RTP (Radio Televisión Portuguesa), de agencias de noticias internacionales, y también a multitud de reporteros asturianos, que son los mejor equipados para protegerse en los disturbios. Alguno llega con casco, máscara antigás y chaleco antibalas.

En el pueblo de Ciñera, la resaca de la carga policial del día anterior todavía deja comentarios en las calles, mientras las mujeres relatan las anécdotas que les ocurrieron en Madrid. Cuentan que los vigilantes de seguridad del Senado se quedaron ojipláticos cuando más de una se quedó en sujetador ante ellos porque les impedían el acceso con camisetas reivindicativas. «Me dijo que no podía entrar con la camiseta, así que allí mismo me la quité, me puse la chaqueta y andando, que estaba acreditada», relata la protagonista de la historia ante la carcajada general del grupo que la escucha.

Las piedras siguen alineadas en las calles del pueblo, signo de que el conflicto no ha acabado.

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