Diario de León

Urkullu se olvida de España en su jura

Iñigo Urkullu durante la jura de su cargo de lehendakari ante el Árbol de Gernika.

Iñigo Urkullu durante la jura de su cargo de lehendakari ante el Árbol de Gernika.

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efe | gernika

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Iñigo Urkullu se convirtió ayer en el sexto lehendakari tras jurar su cargo en euskera sobre el Estatuto de Autonomía y con el mensaje de que trabajará con «determinación» por «una Euskadi de progreso, en paz y libertad por sí misma en Europa y el resto del mundo». Urkullu recibió la makila (bastón de mando) de manos del socialista Patxi López en la Casa de Juntas de Gernika, donde proclamó, de acuerdo con el protocolo oficial, que cumplirá sus obligaciones «con lealtad a la Corona, respeto a la Constitución, al Estatuto y a las demás leyes vigentes» como representante del Estado en el País Vasco.

Antes de formalizarse el traspaso de poder de manos de López, Urkullu juró ante el Árbol de Gernika acogiéndose a la fórmula tradicional usada en 1936 por el primer lehendakari, José Antonio Agirre, y que repitieron después Carlos Garaikoetxea, José Antonio Ardanza y Juan José Ibarretxe. Sólo cambió la expresión «humillado ante Dios» por la de «humilde ante Dios», e incluyó la referencia a «la sociedad», que antes no estaba.

La frase pronunciada por Urkullu en euskera fue: «Humilde ante Dios y la sociedad, en pie sobre la tierra vasca, y bajo el roble de Gernika, con el recuerdo a nuestros antepasados, juro ante vosotros, representantes del pueblo, cumplir fielmente mi mandato, lo juro».

El aplauso de López

Urkullu volivió a emplear la expresión «representantes del pueblo», después de que López prefiriera la palabra «ciudadanos». Coincidió con su antecesor en no usar ni la Biblia, ni el crucifijo en la mesa del juramento, en la que Urkullu colocó ejemplares del Estatuto de Autonomía y del Fuero Viejo de Vizcaya, el primer texto que recoge el conjunto de instituciones del Señorío de este territorio. Su único mensaje lo transmitió al firmar en el libro de honor de la Casa de Juntas, en el que escribió: «Trabajaré con humildad y determinación por una Euskadi de progreso, en paz y libertad por sí misma en Europa y el resto del mundo».

En contraposición a la postura de no aplaudir a López de los consejeros del último Gobierno de Ibarretxe y los parlamentarios del PNV tras 30 años de poder nacionalista, los miembros del gabinete del PSE-EE sí se sumaron a la ovación a Urkullu.

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