Diario de León

El ministro fulmina a su ‘número dos’ para recuperar las riendas de Interior

El ministerio está envuelto en intrigas y Fernández Díaz es el último en enterarse.

Ignacio Ulloa.

Ignacio Ulloa.

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M. Sáiz-Pardo | madrid
León

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Jorge Fernández Díaz, fulminó ayer, y por sorpresa, a su número dos, el leonés Ignacio Ulloa, después de apenas un año en el cargo. El ministro del Interior destituyó a su secretario de Estado de Seguridad comunicándoselo sólo horas antes, aunque la vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría, se esmeró en explicar que la salida de Ulloa solo responde a «motivos personales».

En el lugar de Ulloa, nacido en Madrid pero con raíces familiares en Laciana, el ministro nombró a su jefe de gabinete y una persona de su absoluta confianza, Francisco Martínez Vázquez, en un nuevo intento con hacerse con las riendas del Ministerio del Interior, un departamento cada vez más envuelto en polémicas e intrigas en las que Fernández y su entorno más cercano son siempre los últimos en enterarse.

La destitución de Ignacio Ulloa al frente de los dos cuerpos de seguridad del Estado, Policía y Guardia Civil, se suma a otra cascada de recientes ceses en puestos claves de Interior como el de Enrique Rodríguez Ulla al frente de la Comisaría General de Policía Judicial por no informar a sus superiores de las investigaciones sobre los supuestos negocios inmobiliarios del presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, la apresurada salida en septiembre de Concepción Figuerola al frente del gabinete del secretario de Estado o la caída del Pedro Agudo, jefe de gabinete del director general de la Policía, Ignacio Cosidó. Muchos cambios, muy importantes y en muy poco tiempo que, según mandos de las fuerzas de seguridad, dan buena cuenta de que Fernández no ha encontrado un equipo de confianza.

Secretos

Y en ese convulso organigrama es en el que Ulloa, al que el Gobierno quiere mandar a la Tribunal de Justicia de la UE en Luxemburgo, había perdido la confianza del ministro hace varios meses. Sobre todo tras conocer el ministro por la prensa en agosto que su número dos le había ocultado la contratación como asesor de su departamento de Gabriel Fuentes, cerebro de la empresa de Interligare, investigada por la propia Policía Judicial por sus turbios negocios con la Administración, mientras el propio Fuentes compatibilizaba sus labores de asesor con su consultora en seguridad.

Esa fue la quiebra de confianza definitiva, de acuerdo a todas las fuentes consultadas. Pero hay muchos más episodios que han irritado a Fernández: la incapacidad de Ulloa de convertirse en un verdadero coordinador entre las dos fuerzas de seguridad, ahora más enfrentadas que nunca, y sobre todo sus continuas broncas con personas claves de la Policía, no con Cosidó, y destacados e influyentes generales de la Guardia Civil con los que no ocultaba en público sus desencuentros. Tampoco han sido particularmente buenas sus relaciones con la dirigente del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho. Y se da la circunstancia de que la caída de Ignacio Ulloa se produce cuando todavía no ha concluido la investigación interna sobre la redacción del borrador de informe en el que la Unidad Contra la Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) en el que los agentes vertían graves acusaciones de defraudación contra dirigentes de CiU, entre ellos Artur Más.

La publicación de ese documento y otros cinco posteriores redactados por policías también pilló a contrapié a Jorge Fernández Díaz, a quien nadie, tampoco su secretario de Estado, había informado de estas delicadas pesquisas no judicializadas.

Escoltas y broncas

A los responsables de Interior ni a muchos miembros del Gobierno tampoco le han gustado las formas en que Ulloa ha llevado varios de los asuntos más polémicos de su departamento, particularmente cuando la pasada primavera protagonizó una agria polémica pública con miembros de la judicatura a cuenta de la retirada de escoltas y, muy en particular, con el exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, con quien llegó a enfrentarse a través de los medios de comunicación. Tampoco le granaron simpatías en la casa del paseo de la Castellana su empeño por imputar, contra el criterio de los técnicos de Interior, a los detenidos del 25S por un delito contra las altas instituciones del Estado.

Un carácter polémico y bastante independiente, el de Ulloa, que contrasta con el de su sucesor. Martínez, un gran desconocido incluso en Interior, es un letrado de las Cortes Generales de eminente perfil técnico y persona de la absoluta confianza de Fernández. Autor de más de una treintena de publicaciones sobre Derecho Constitucional y Administrativo, el nuevo secretario es desde hace meses el ‘hombre para todo’ del ministro del Interior.

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