Cae en Valencia un ‘lobo solitario’ de Al Qaeda que planeaba atentados
. Tenía instrucciones de no parecer un yihadista: debía de beber, fumar y comer carne de cerdo.
A ojos de sus vecinos de la calle Pedro Antón Martín de Valencia, Mohamed Echaabi era sólo un joven introvertido, discreto, que apenas si saludaba con un gruñido en la escalera de casa y que cerraba rápidamente la puerta de su vivienda cuando oía que había alguien en la escalera. Aunque también es cierto que jamás había pronunciado una palabra más alta que otra.
Pero el verdadero rostro de Mohamed Echaabi, un joven marroquí que roza la treintena, era verdaderamente otro.
«No me voy a ir al otro barrio sin cometer alguna locura». Fuentes de la lucha antiterrorista ponen en su boca esa frase. Y su contexto no era precisamente haber sido pronunciada en medio de una simple trifulca de barrio. Mohamed Echaabi fue arrestado el jueves por la noche por la Policía Nacional. Agentes antiterroristas de las brigadas de Información de Valencia y Madrid lo apresaron en la calle, al lado de su casa. .
El joven está considerado por el Ministerio del Interior como un lobo solitario de la red terrorista Al Qaeda. Un terrorista hecho a sí mismo, reclutado por la red que ahora dirige Ayman al Zawahiri (el sucesor de Bin Laden), y que habría ido radicalizándose mediante el aprendizaje en foros yihadista de Internet, sitios en la web en los que igual se explica como preparar un artefacto explosivo que se realiza un curso on line sobre gases masivos.
La Policía llevaba más de un año vigilando a Mohamed Echaabi, cuando fue detenido en Valencia Mudhar Hussein, más conocido como El Bibliotecario. Un reclutador de islamistas.
Contra Aznar y Solana
No era uno más. Interior lo acusó entonces de distribuir manuales de ataques terroristas por internet a más de 70.000 yihadistas. Y de extender como si de un virus se tratara dos planes: asesinar al ex presidente José María Aznar y al ex secretario general de la Otan Javier Solana «por sus crímenes cometidos contra los musulmanes».
Y esas son las intenciones que heredó Echaabi. El sospechoso no era precisamente un pipiolo. En enero del 2011 había viajado a la mismísima Franja de Gaza con el fin de colaborar en un atentado suicida contra Israel. Echaabi sabía lo que se hacía.
Al Qaeda reiventa sus métodos de infiltración. Las instrucciones a sus chicos con claras. No hay que parecer un islamista. Así que los ‘lobos solitarios’ como Echaabi acostumbran a «vestir ropas occidentales, no llevan barba, beben alcohol, fuman y comen cerdo». Deben aguardar el momento y dar el golpe. Es lo que iba a hacer Echaabi. Iba ya a comprar armas. Por eso su detención.