Diario de León

Del tajo al pupitre

La Universidad de León duplica en cuatro años de crisis las pruebas de acceso a mayores de 25 años. El Centro de Educación de Adultos sube un 5% los matriculados que buscan un certificado de . estudios.

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carmen Tapia | león
León

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La crisis económica, el paro y la necesidad de reciclarse para tener opción a un puesto de trabajo mejor están devolviendo a las aulas a personas mayores de 40 años que buscan encontrar en los libros lo que a los 18 despreciaron. La Universidad de León ha duplicado desde el 2008 el número de alumnos mayores de 25 años que optan por un pupitre, de los 69 alumnos que se presentaron a las pruebas de acceso en el 2008 a los 155 de este año. La Universidad oferta desde 2010 tres posibilidades de exámenes. A los mayores de 25, con el sistema tradicional, a los mayores de 40 años, sólo a partir de este año y para los estudiantes con experiencia relacionada con la titulación que se quiere cursar, y los mayores de 45, que tienen un examen específico. El número de alumnos mayores de 25 años se ha duplicado en cuatro años. Este es el primer año en el que se presentan a las pruebas los mayores de 40 años, con siete alumnos, y pasan 7 a 10 en tres años los que superan los 45 años.

El centro público de Educación de Adultos de León, Faustina Álvarez García, ha incrementado en un 5% el número de matriculados en cuatro años que quieren conseguir el graduado escolar o una mayor formación en informática, un campo al que le ven futuro los adultos y cuya matrícula ha pasado de 96 en el 2006 a 160 en el 2012.. La Dirección Provincial de Educación de León autorizó el año pasado un grupo más de 40 alumnos en el centro. La crisis los ha expulsado del mercado laboral pero ahora se refugian en los libros.

MANUEL MANTEIGA DÍEZ. 34 AÑOS

«Nadie nos dice que va a exigir el mercado laboral dentro de cuatro años»

Es el primer año que coge los libros desde que colgó la mochila a los 21 años. Estudia en la Escuela Pública de Adultos Faustina Álvarez García para obtener el certificado en ESO. «Dejé de estudiar porque me puso a trabajar en la construcción. He cobrado mucho dinero y si no fuera porque me quedé en paro hace un año no hubiera vuelto a estudiar, seguiría como antes, pero me he aburrido de buscar trabajo y no encontrar nada». Manuel está soltero. Vive solo, pero con la ayuda económica de sus padres. «Me arrepiento de haber dejado de estudiar, pero no por la vida que he llevado. He ganado y gastado mucho dinero. Si no fuera por la crisis hubiera seguido como estaba antes hasta la edad de la jubilación». Pero acostumbrado a una ocupación, las horas se hacen interminables. «Estudio por tener mi mente ocupada y por demostrarme a mí mismo lo que puedo llegar a ser. No me doy por vencido. Cuando acabe sabré algo más de lo que sabía cuando entré en este centro». So objetivo inmediato es tener el conseguir el título de educación secundaria, «posiblemente siga con Bachiller, quién sabe, o incluso estudios superiores. No me veo estudiando una carrera, pero sí por la formación profesional. Nadie nos dice que va a exigir el mercado dentro de cuatro años»

LUIS FERNANDO BLANCO DE LA PUENTE. 48 AÑOS

«Mi objetivo es tener la cabeza tranquila»

Luis Fernando está casado y tiene dos hijos. Su mujer es profesora. Lleva en paro año y medio después de trabajar 22 años en una distribuidora de revistas y periódicos y, tras quedarse en la calle, ocuparse en trabajos ocasionales con contratos temporales. Ahora, tras haberse reciclado con talleres de mecánica, soldadura y electricidad, quiere sacarse el título de ESO. «Mi objetivo es tener la cabeza tranquila», dice, «mi mujer se va a trabajar y yo me ocupo de llevar a las niñas al colegio. El resto del tiempo me quedo solo». Pero su regreso a las aulas en transitorio, «si encontrara un trabajo dejaría de estudiar».

JOSÉ RAMÓN BLANCO CARBAJO. 29 AÑOS

«Me puse a trabajar a los 18 años, ganaba dinero, ahora llevo cuatro años en paro»

José Ramón Blanco decidió dejar de estudiar cuando cumplió los 18 años para prepararse como carpintero metálico. «No valía», asegura, pero sus compañeros de clase se apresuran a corregirlo, «todos valemos para hacer cualquier cosa», le dicen, «pero di que no te gustaba». Una precisión importante para dar impulso a la decisión que ha tomado. Conseguir el certificado de ESO. «Empecé como repartidor de cafés y refrescos en una furgoneta. Luego en el mantenimiento vial. En la reforma de la estación de Chamartín ganaba hasta 2.500 euros al mes, pero trabajábamos doce horas. Ganaba mucho dinero. Después estuve seis meses de auxiliar de vigilante, también fue ayudante de fotógrafo» Ahora lleva cuatro años en paro y cobra la ayuda social de 426 euros. Busca en los libros una segunda oportunidad laboral. «Voy a sacarme primero la ESO y luego algo de Formación Profesional o un Grado Medio, no me veo estudiando una carrera porque hay que ser muy constante y yo me agobio mucho solo». Para evitar abandonos, los cuatro estudiantes que cuentan su experiencia en este reportaje han formado un grupo de apoyo para evitar deserciones y darse ánimos. «Tenemos mucho contacto dentro y fuera del aula. Nos animamos mucho. Esto es como la mili. En las dificultades de la vida es cuando más nos unimos. Salimos juntos a tomar café».

JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ PINILLA . 49 AÑOS

«Mi hija me devolvía las cartas con las faltas de ortografía corregidas»

José Luis está casado y tiene dos hijos, uno en el Ejército y otra en la Universidad. Dejó de estudiar a los 14 años. Ahora, después de treinta años de cotización y debido a una dolencia en la espalda, vive con media jubilación. Éste es el segundo curso en el que se matricula para sacar el título de ESO. «Cuando empecé a estudiar el año pasado no sabía ni sumar ni dividir. No sabía hacer la O con un canuto», asegura. Casi toda su vida laboral la ha ejercido en el montaje. «Con 19 años llegué a ganar hasta 2 millones de pesetas al mes en Groenlandia, país al que me destinó Repsol, compañía para la que trabajaba». Pero la dureza de su trabajo con años de esfuerzo físico le destrozaron la espalda y ahora, con 49 años y tras una operación, cobra 600 euros de pensión». Ha buscado trabajo «pero sólo me llaman para lavanderías industriales o limpieza, pero prefiero formarme para conseguir un trabajo mejor. Cuando saque el título de ESO haré FP o estudiaré para administrativo. La espalda no me permite hacer esfuerzos y prefiero un trabajo de oficina». Dice que después de estudiar dos años «le he cogido el gusanillo y me gusta» y le anima la ilusión de su hija con sus progresos. «Yo me escribía cartas con mi hija y siempre me las devolvía con todas las faltas de ortografía corregidas. Ella me animó a seguir y yo quería aprender».

DAVID ACEBES SANZ . 48 AÑOS

«Quiero dar el salto de celador a enfermero»

David es celador en el Hospital de León, pero siempre le ha gustado dedicarse al cuidado de la salud. Dejó de trabajar a los 14 años y se hizo mecánico aprendiz. Trabajó en su oficio en Palencia y León, y llegó a abrir su propio taller en Valencia de Don Juan, localidad en la que también abrió un bar. «Pero me arruiné», confiesa, «las cosas no fueron bien y empecé a hacer sustituciones como celador, aprobé los exámenes y me metieron en una bolsa de empleo. Durante dos años estuve trabajando de mecánico y auxiliar. Cuando aprobé el examen dejé el puesto de mecánico».

Aunque tiene un trabajo asegurado, David Acebes no se conforma y quiere ampliar sus horizontes profesionales, por si vienen mal dadas. «Mi mujer me animó a hacerlo. Lo ví factible, siempre me gustó la sanidad». Hizo las pruebas de ingreso para mayores de 45 año este año y, después una entrevista con un psicólogo y una nota media en la prueba de 6,5, consiguió matricularse en Enfermería. «En la clase estamos cien alumnos y hay dos plazas para mayores de 45 años. La entrevista con el psicólogo supongo que será para detectar si vas a abandonar». Pero el psicólogo acertó. David ya ha aprobado tres de las cinco asignaturas de este curso. «Tengo que agradecer a mis jefes celadores del Hospital que me permiten los cambios de turno para poder asistir a clase». David quiere promocionar en su trabajo, «siendo celador puedo promocionar a Enfermería», asegura. «Para mí todo esto es novedoso. Dejé de estudiar muy pronto. Sólo tengo el graduado escolar. Si al final acabo sacando ésto espero trabajar de enfermero algún día». David está casado y tiene dos hijos de 12 y 15 años, respectivamente. «A ellos no les gusta este campo pero a mí me apasiona».

LUCÍA ALVÁREZ RODRÍGUEZ . 36 AÑOS

«Siempre he tenido una espinita que tengo clavada, ahora quiero progresar»

Lucía trabaja auxiliar de Enfermería desde los 19 años. Trabajó hasta el mes pasado en el Hospital de León y ahora espera que la vuelvan a llamar porque tiene aprobada su plaza. Estudió el Graduado Escolar y estudió técnico de Formación Profesional hasta los 19 años. «Siempre he tenido esa espinita clavada. Antes no podía porque tenía trabajo pero ahora es el momento ya que tengo una estabilidad en mi plaza. Hasta ahora trabajaba de noche y cuando vuelva intentaré volver a ese turno para seguir estudiando», afirma. Lucía hizo las pruebas de acceso para mayores de 25 años. «Me preparé en una academia. Me examinaron de lengua, comentario de texto, idioma y biología». Ella no pasó por la entrevista del psicólogo. Consiguió una de las plazas por estar entre las notas más altas con un 7,14 de media. «Quiero prosperar en mi trabajo y ahora es el momento».

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