Interior ignora las duras críticas de Becerril a las entregas en caliente
. El ministro buscará un pacto de Estado sobre inmigración con los socialistas tras las europeas .
El Gobierno no piensa aparcar las devoluciones en caliente de inmigrantes irregulares en la frontera marroquí se lo pida quien se lo pida. El ministro del Interior minusvaloró e ignoró ayer la duras críticas realizadas el miércoles en el Senado por la defensora del pueblo, que durante su balance del pasado ejercicio dejó claro que cree que España vulnera la ley de Extranjería y los derechos de los extranjeros cuando permite que los agentes marroquíes se lleven a los subsaharianos encaramados en las vallas o cuando los devuelven directamente los guardias civiles.
Jorge Fernández está en total desacuerdo con los argumentos de Soledad Becerril y del resto de organizaciones que trabajan con los inmigrantes, que tienen claro que cualquier extranjero que pisa la arena de la playa ceutí del Tarajal o que salta la verja de Ceuta o Melilla se encuentra ya en España, por lo que, en aplicación de la norma y los tratados internacionales, debe recibir asistencia humanitaria, ser identificado en la comisaría, y tener derecho a una hipotética demanda de asilo antes de que se ejecuten los trámites para su expulsión a su país de origen.
Para el titular de Interior, un inmigrante solo está en suelo español cuando supera el cordón que los agentes despliegan en la orilla para impedir su acceso a la playa o cuando sobrepasan el último obstáculo de las fronteras.
El ministro reconoció ayer que las conversaciones para comprobar si es posible cerrar un pacto sobre inmigración, especialmente con el segundo gran partido, el PSOE, no se podrán producir hasta después del 25 de mayo, superados los comicios europeos.