¡Mi marido no hizo nada, señor guardia!

La revolución de octubre del 34 se desencadenó con una huelga general el 4 de octubre y se prolongó hasta el 19. Las cuencas mineras fueron el foco donde más éxito tuvo la insurrección. Y donde más se sintió la represión. Hubo algunas mujeres pero la mayoría esperaron a sus maridos, padres, hijos, hermanos o compañeros a las puertas de los cuarteles y cárceles en los que fueron recluidos. «¡Mi marido no hizo nada, señor guardia —gime una de ellas— estuvo metido en casa todo el día!». Es una de las dramáticas escenas que recoge el reportero de Estampa en su recorrido por las cuencas mineras de León y Palencia, en las que hizo varios reportajes con sobrecogedoras fotografías de Villaseca. «Aquí no sé por qué estalló la revolución —dice un viejo— no era necesaria. Todo el pueblo era socialista...»