«Cada demanda soberanista es una meta volante»

El Gobierno no da ningún paso ante las demandas de los nacionalistas, o en este caso de los soberanistas de Cataluña, porque aceptar una de sus peticiones y hacer «una concesión» es solo alcanzar una «meta volante, nunca la meta definitiva».

Soraya Sáenz de Santamaría recurrió a esta metáfora ciclista para explicar la inmovilidad del Ejecutivo ante las reclamaciones que pone Artur Mas sobre la mesa. Por esta razón, prosiguió, el Gobierno «no tiene una estrategia política» para hacer frente a los planteamientos independentistas. Lo que no quiere decir, precisó, que no la tenga «para los catalanes en su conjunto». La vicepresidenta señaló que el mejor ejemplo de que el soberanismo «arrima el ascua a su sardina» siempre que puede es que cuando el Ejecutivo adopta una decisión que beneficia a Cataluña, ya sea con los créditos del Fondo de Liquidez Autonómica o con los desembolsos para atender a los acreedores, el independentismo lo interpreta como que «ya han logrado un paso más» frente al Estado. Leen todo, resumió, en la medida de «su beneficio» político.

Sáenz de Santamaría admitió en la cadena Ser que este tipo de comportamientos le «dan mucho miedo» porque no son formas democráticas de actuar para unos gobernantes. Instó a las fuerzas separatistas de Cataluña a que en vez alimentar el memorial de supuestos agravios y a apuntarse tantos políticos inexistentes, expliquen a sus ciudadanos las consecuencias que tendría para su vida cotidiana la declaración de independencia.