Gómez de la Serna se resiste y el PP confía en haber parado el golpe

La dimisión de Gustavo de Arístegui como embajador en la India colocó ayer al diputado del PP, Pedro Gómez de la Serna, en una encrucijada, la de decidir si se resiste o no a renunciar como candidato número dos por Segovia al Congreso de los Diputados en plena campaña electoral. Los argumentos de su compañero de filas, que se retira para «no perjudicar al Gobierno y su presidente» a una semana del 20-D, añaden presión sobre De la Serna, especialmente horas antes de que Mariano Rajoy se enfrente al debate con Pedro Sánchez en el que la corrupción será el principal reproche del secretario general de los socialistas.

Un paso atrás del candidato podría facilitar al jefe del Ejecutivo una coartada para salir mejor parado de los más que probables envites del secretario general de los socialistas, porque legal o no, la actividad del diputado del PP por Segovia ha despertado el debate sobre las buenas prácticas y la ética de los representantes públicos.

Sobre De la Serna pesa la misma sospecha que en el caso de Arístegui. Ambos habrían cobrado comisiones por la consecución de contratos públicos para empresas españolas en el exterior. Pero el candidato de Segovia sospecha que está siendo víctima de una «estrategia maliciosa e interesada de desprestigio» a raíz de las informaciones que se publicaron sobre sus negocios.

A través de su procurador y junto a los documentos enviados a la Fiscalía Anticorrupción, De la Serna manifestó el sábado su impresión de que la «campaña» se ha diseñado para perjudicarle en los comicios del domingo.