Diario de León

Rajoy advierte a Rivera de que «lo que haga el PP, lo decide el PP»

El presidente alimenta la tesis de que «llegará el momento» en que el PSOE negocie.

Susana Díaz a su llegada a la sede del PSOE en Madrid.

Susana Díaz a su llegada a la sede del PSOE en Madrid.

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nuria vega | valladolid
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Mariano Rajoy no está dispuesto a dejar su futuro en manos de Ciudadanos ni a permitir que sea el equipo de Albert Rivera el que, llegado el caso, exija la cabeza del presidente de los populares como condición para aceptar un pacto de Gobierno. «El PP va a seguir manteniendo su independencia, y lo que haga el PP lo decide el PP», respondió ayer Rajoy a sus adversarios en un intento de templar el clima de cuestionamiento de su continuidad que se ha instalado esta semana en los corrillos políticos propios y ajenos.

La advertencia supone, en el fondo, una reivindicación de su capacidad para gestionar su propia trayectoria, un mensaje a quienes, en Ciudadanos o incluso en el PSOE, reclaman como solución al bloqueo la retirada del jefe del Ejecutivo. Dirigentes del PP transmiten estos días su convicción de que si llegara a ser un obstáculo para que los populares continúen en La Moncloa, el presidente no tendría inconveniente en dar un paso atrás y ceder espacio a su sucesor. Pero, del mismo modo que transmiten esta idea, descartan que la salida de su líder, de producirse, vaya a ser «humillante».

En este sentido, fuentes populares recuerdan el ejemplo cercano de las conversaciones entre Junts pel Sí y la CUP que terminaron por convertir a Artur Mas en moneda de cambio. Eso es precisamente de lo que se huye en el PP. «No estamos para inventos, para poner al quinto de la lista, traer uno de fuera o hacer cosas que nada tienen que ver con la voluntad de la gente», subrayó el presidente del Gobierno ante la Junta Directiva Regional del PP en Valladolid.

La ovación de los presentes supuso el aval a que el destino de Rajoy lo decide Rajoy, el mismo que tiene las riendas del partido y que, por ahora, no avanza cuáles son sus intenciones o hasta dónde está dispuesto a llegar. En el corto plazo, y a cuatro días de su segunda reunión con el rey tras las elecciones, sostiene que el «PP mantiene su candidatura a la presidencia del Gobierno». Habló ayer del partido en genérico, sin precisar, como otras veces, que es él quien ostenta esa «candidatura». Pero las fuentes oficiales de La Moncloa se apresuraron a aclarar que su continuidad no está a día de hoy cuestionada.

El presidente alimenta, además, una pequeña esperanza de que se cumplan sus previsiones iniciales y el PSOE, si es que fracasa en sus conversaciones con Podemos, acepte negociar con el PP. La negativa de Pedro Sánchez, expresada por activa y por pasiva, a dialogar con Rajoy sigue sin ser argumento de peso suficiente. «Que nadie se preocupe porque el momento llegará», sorprendió el jefe del Ejecutivo, convencido de que la alternativa de izquierda «suma, pero es ingobernable».

La suya, la del entendimiento entre PP, PSOE y Ciudadanos, sigue siendo su única opción. Todo lo demás, incluida la posibilidad de que los socialistas demanden la abstención de los populares para un Ejecutivo con Ciudadanos, son, a su entender, «especulaciones».

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