Diario de León

Sánchez someterá a la votación de los militantes un posible pacto de Gobierno

La consulta convierte en papel mojado el control del comité federal sobre las alianzas.

Pedro Sánchez (en el centro), y los miembros de su Ejecutiva durante la reunión del Comité Federal de ayer.

Pedro Sánchez (en el centro), y los miembros de su Ejecutiva durante la reunión del Comité Federal de ayer.

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Paula de las Heras | Madrid
León

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Pedro Sánchez tenía un as en la manga. El secretario general hizo ayer frente a los dirigentes del PSOE que, persuadidos de que no debe seguir siendo el secretario general y temerosos de que venda el alma del partido a cambio de la Moncloa, han tratado en las últimas semanas de estrechar el camino a los posibles pactos del Gobierno. Ante un comité federal precedido por la enésima batalla orgánica, anunció por sorpresa su decisión de someter un eventual acuerdo de investidura a la opinión de los militantes socialistas.

Es un órdago en toda regla tras el envite previo de los críticos, que el pasado lunes lograron una victoria parcial al forzarle a ‘tragar’ con la celebración de un nuevo cónclave para ratificar, llegado el caso, el resultado de unas negociaciones que puedan auparle al Ejecutivo.

El secretario general de los socialistas no tiene duda de que, si hay opción, las bases querrán que gobierne y de que no tendrán tantos remilgos frente un pacto de izquierdas en un equilibrio precario con los independentistas. En sentido estricto, la consulta no tendrá fuerza vinculante, pero, como subrayan fuentes de la dirección socialista, sí «comprometerá políticamente» a los dirigentes. «A nadie se le ocurre que se corrija a los militantes», dicen.

Los detalles

Sánchez recupera así, o eso cree al menos, el balón, después de habérselo cedido a los barones a principio de semana, cuando dio su brazo a torcer en pro de la paz interna. Y gana capacidad de movimiento.

El límite, que los dirigentes recelosos con Sánchez —la mayoría de los presidentes autonómicos a excepción de la balear Francina Armengol— consideraron entonces un triunfo, dejaba un mínimo margen para el acuerdo con Podemos, que tiene entre sus banderas la celebración de un referéndum sobre la independencia de Cataluña. Pero, a medida que la formación de Iglesias ha dado muestras de estar dispuesta a sacar ese asunto de la primera línea, empezaron las dudas.

A lo largo de esta semana los líederes regionales reclamaron también una renuncia expresa a contar, no ya con el ‘sí’, sino con la abstención de formaciones secesionistas como ERC o Convergencia, sin cuyo concurso es imposible que Sánchez llegue al Gobierno de la mano de Podemos. El problema para los críticos era que esta vez no podían imponer por escrito esa nueva exigencia, entre otras cosas porque el comité federal que se celebró hoy no tenía por objeto fijar la política de pactos (ya establecida), sino poner fecha al próximo congreso del partido, como ellos mismos exigieron hace un mes.

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