Diario de León

Rajoy, «dueño de su destino»

La inercia del PP favorece que sea él quien decida el momento de su retirada. Dirigentes territoriales y otros cargos del partido creen que su líder no debería repetir de candidato.

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Nuria Vega | Madrid
León

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La dirección del PP y los ministros del Gobierno Rajoy se afanan estos días en cerrar filas en torno a su presidente. «No hay un debate serio de sucesión en el PP», repiten en los pasillos de la sede central en la calle Génova y en los despachos de la Moncloa. Pero basta con bajar un escalón en la jerarquía de los populares para que aflore el sentir mayoritario en el partido. Es en ese nivel en el que dirigentes territoriales y cargos medios cuestionan la conveniencia de presentar el mismo candidato en caso de repetición de las elecciones generales, aunque ciertamente admiten que de poco servirán sus reflexiones. «Rajoy —sostienen— es dueño de su destino».

La sensación de hartazgo se ha extendido en una formación que lleva sufriendo el desgaste electoral prácticamente desde que accedió al poder en 2011. «Disgustados», representantes provinciales y regionales del PP confiesan tener la percepción de que el partido «está desnortado» y que avanza errático y al abur de lo que suceda en un panorama político novedoso e incierto que tienen la impresión de que no ha acabado de comprenderse.

«Lo peor del PP sigue siendo su candidato», aseguran algunas fuentes populares, mientras otras voces creen que Rajoy debería comprender que «a veces hay que dar un paso atrás». Son los mismos que reconocen mirar casi con envidia a Ciudadanos e inciden en la necesidad de dar un revulsivo al proyecto, abrir las ventanas y salir del abotargamiento.

Sobre el futuro

¿Qué ocurre, entonces, para que la dirección del PP se aferre a la inexistencia de «un debate serio» sobre su propio futuro? Por paradójico que resulte, esta mar de fondo crítica no está reñida con la convicción de la cúpula popular. Quienes demandan cambios reconocen que nadie dará el paso de presionar al presidente, como se comprueba en cada reunión orgánica. Los mecanismos rígidos del partido y la carencia de una cultura que promueva la discusión interna, conducen a que sea el propio Rajoy quien tenga en sus manos la renovación de los populares.

Y aunque no fuera así, ya no hay voces autorizadas de peso que puedan plantar cara o reconducir los planteamientos del líder.«No quedan barones», subrayaba esta semana un alto cargo del Gobierno. La mayor parte de ellos acabaron fulminados por las urnas tras las elecciones autonómicas de mayo de 2015. El partido pudo conservar sólo cuatro de las diez comunidades en las que gobernaba y perdió la mayoría absoluta en todas ellas. Los dirigentes territoriales que hasta entonces tenían ascendencia en la formación, y que podrían influir ahora en el devenir del PP, acabaron relegados por los pactos postelectorales y el partido quedó en suspenso.

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