Pedro Sánchez supedita el próximo Gobierno a que el PSOE salga reforzado
González irrumpe en la campaña para declarar su rechazo a un pacto con Podemos.
Pedro Sánchez en Sevilla con Susana Díaz. JULIO MUÑOZ
PAULA DE LAS HERAS | MADRID
Nunca el PSOE había vivido una campaña tan agónica y tan sofocante como la de las generales de este domingo. Nunca, jamás, se había jugado tanto. El ser o no ser. La supervivencia. Todo ha sido para los socialistas un grito desesperado, una llamada de auxilio, pero no a los españoles en general. Tras siete años deslizándose hacia el acantilado de la irrelevancia sabían que no estaban en condiciones de seducir nuevas almas y optaron por llamar a la puerta de aquellos que en 2011, tras su última legislatura en el Gobierno, aún confiaron en ellos (siete millones).
En la última jornada de campaña, Pedro Sánchez, lo vino a dejar claro al supeditar por primera vez la celebración de unas nuevas elecciones a cuál sea su posición en el tablero. Todo dependerá de si conserva su puesto como número dos o le adelanta Podemos. Por otro lado, Felipe González irrumpió ayer en la campaña para dejar claro su rechazo a cualquier pacto con Podemos.