Diario de León

El descarrilamiento de un tren en Galicia causa cuatro muertos

El convoy portugués, que cubría la línea Vigo-Oporto, se salió de la vía en una recta .

Los bomberos trabajan en el tren de la línea Vigo-Oporto que descarriló en O Porriño. LAVANDEIRA JR

Los bomberos trabajan en el tren de la línea Vigo-Oporto que descarriló en O Porriño. LAVANDEIRA JR

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León

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r. c. / m. s. p. | vigo / madrid

Galicia se tiñó ayer de nuevo de luto por un accidente ferroviario tres años después del siniestro de Angrois. Pero esta vez no fue un moderno tren en una peligrosa curva, sino un convoy a punto de jubilación con más de 30 años de servicio que se salió en una recta sin aparente complicación y por motivos, por el momento, igualmente incomprensibles. Cuatro personas, entre ellas el conductor y el interventor, murieron y otras 48 resultaron heridas, varias de ellas de gravedad, cuando el tren Celta, el ferrocarril que desde 2011 une con cuatro viajes diarios las ciudades de Vigo y Oporto, descarriló poco antes de entrar en la estación de O Porriño, en un tramo en el que se estaban realizando obras de mantenimiento.

El siniestro se produjo segundos después de las 9.23 horas de la mañana, apenas 21 minutos después de que el convoy, operado por la compañía Comboios de Portugal, partiera de la estación de Guixar, en la capital viguesa. Hasta ese momento, según los viajeros, todo había transcurrido con normalidad. El tren, con 65 personas a bordo (63 viajeros y el conductor y el interventor), encaró entonces la larga recta que da entrada a la estación de O Porriño, en la que el convoy no tenía prevista parada. En la zona se estaban haciendo trabajos de mantenimiento habituales, por lo que el Celta pasó a una vía auxiliar, en la que la velocidad tiene que ser menor de la habitual.

De acuerdo con el testimonio de los supervivientes, la velocidad del convoy, poco antes del impacto, no era excesiva, aunque queda por determinar si el conductor redujo lo suficiente para esa vía auxiliar. Sea como fuere, instantes después de pasar por debajo el puente sobre la N-120, en la zona de As Angustias, el tren comenzó a tener problemas, dio una suerte de «salto», varios bandazos y, seguido, un fortísimo frenazo. Para entonces, los vaivenes habían sacado de los raíles a la cabeza tractora, que se arrastró decenas de metros hasta colisionar contra una torre de luz eléctrica. Dos de los tres vagones del tren también se salieron de las vías, aunque sin llegar a volcar.

Cuando finalmente el tren se paró, a solo 200 metros de la estación de O Porriño, el espectáculo, a decir de los testigos era «atroz». La cabeza tractora, donde viajaban supuestamente la mayoría de los fallecidos y las víctimas más graves, había quedado convertida en un amasijo de hierros, que ya hacía vaticinar lo peor.

Doce minutos después, las primeras asistencias que llegaron al lugar del siniestro confirmaron la gravedad. El impacto de la parte delantera del convoy había provocado la muerte instantánea de tres personas: el maquinista, el portugués José Arnaldo Moreira, de 45 años; el interventor, Miguel Veiga, de Vigo y de 56 años; y de un ciudadano norteamericano. Una cuarta persona, el joven vigués Joaquín Rodríguez, de 23 años, falleció nada más llegar al hospital Álvaro Cunqueiro. Se da la circunstancia de que este último fallecido era un maquinista en prácticas que viajaba como pasajero. Este joven jugaba en el equipo de balonmano A. D. Carballal, motivo por el que la Real Federación Española de Balonmano ha comunicado a todos los clubes de categoría nacional que en la primera jornada de Liga Asobal, Liga Loterías de Balonmano Femenino y División de Honor Plata masculina que se disputa este fin de semana, se guardará un minuto de silencio en su memoria y en la de las demás víctimas.

En cuestión de minutos, bomberos y Protección Civil convirtieron la estación de O Porriño y su cafetería en un verdadero hospital de campaña con tres UVI móviles, once ambulancias y dos helicópteros. Allí fueron atendidos los 49 heridos antes de ser trasladados a los cercanos hospitales de Álvaro Cunqueiro, Povisa y Fátima. A última hora de la tarde, sólo doce de ellos seguían ingresados. Otra docena larga de viajeros resultaron ilesos y prosiguieron viaje, esta vez en autobús, hasta la localidad lusa de Valença do Miño. Entre los heridos hay personas de nueve nacionalidades.

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