La primera concejala de León renovó las escuelas de los barrios

ana gaitero | león

A María Sánchez Miñambres (León. 1889) le marcaron dos dictaduras de forma bien distinta. Durante el mandado de Primo de Rivera, y en virtud del Estatuto Municipal de 1924, se convirtió en una de las primeras concejalas de España al entrar en la corporación de la capital leonesa.

En 1936, al estallar la Guerra Civil, fue represaliada por el bando franquista acusada de simpatizar con la causa republicana por «hacer campaña activa a favor de las izquierdas» y condenada a 12 años y un día de prisión de los que cumplió casi 5 en el campo de concentración de San Marcos, la prisión de Villafranca del Bierzo y la de Saturrarán, en Guipúzcoa.

Hija de José Sánchez Puelles, un potentado propietario de la vega del Esla, y de Agustina Miñambres, natural de Villamañán, la partida de bautismo de María señala que la niña nació el 4 de noviembre de 1889 en la casa familiar de la calle Santa Cruz y fue acristianada cuatro días después. Tenía dos hermanas más, las gemelas Dina e Inda.

Bajita, morena, de ojos negros y piel algo oscura era una mujer de carácter que, según sobrina Margarita Mas, «tenía un genio del demonio y a la vez era una mujer encantadora y simpatiquísima». Hace unos años recordaba que su tía fue «una mujer muy adelantada» que era culta y dominaba el francés pues su padre le puso una institutriz francesa. No le permitieron cumplir su sueño de estudiar ingeniería agrícola, pero tuvo carné de periodista del Diario La Mañana y fue una de las impulsoras de la creación de la revista Vida Leonesa, en la que colaboró con una sección dedicada a la mujer. También fue una de las fundadoras de la Cultural y Deportiva Leonesa.

Viajera y cosmopolita, estuvo dos años en París, al parecer matriculada en La Sorbona, y conoció el Berlín de los años 20, a donde viajó acompañada de su padre y de un comerciante de León apellidado Carrillo.

Conocida como La coja de Marzanas por la lesión que sufrió de pequeña tras una caída, la señorita Miñambres fue recibida con parabienes en el Ayuntamiento de León el 18 de noviembre de 1925: «Es mujer de excepcionales dotes de cultura, sesibilidad y talento y siempre ha puesto su pluma al servicio de las más nobles causas», señaló el alcalde Francisco Roa de la Vega tras leer el nombramiento del gobernador civil.

El dictador Primo de Rivera abrió la espita para que las mujeres pudieran votar (pero sólo las mayores de 25 años que fueran cabezas de familia, es decir, no estuvieran sujetas a patria potestad, autoridad marital o tutela y sean vecinas en casa abierta) y ser elegibles. En la práctica sólo un puñado de notables pudieron beneficiarse de ambos ‘privilegios’.

En Cuatretondeta, provincia de Alicante, se data la primera alcaldesa de España, Matilde Pérez Molla, el 24 de octubre de 1924. El 19 de noviembre de 1933 las mujeres votaron en España por primera vez gracias a la lucha librada durante las cortes constituyentes de la II República por Clara Campoamor.

A María Sánchez Miñambres le asignaron tareas en la Instrucción Pública y la Beneficencia. En 1929, se opuso al cierre de la escuela municipal de niñas del barrio de La Vega, como pretendían otros concejales cuando se abrió una escuela nacional. «La señorita Sánchez y yo hemos hecho un estudio del problema escolar y es necsaria la continuidad de dicha escuela». A quienes querían convertirla en escuela de niños rebatieron «el censo escolar de ese barrio tiene más niñas que niños».

Negoció la construcción de una nueva escuela en terrenos de la compañía ferroviaria y también defendió la subida del sueldo de la maestra y la vigilante. Asimismo, impulsó la construcción de una escuela de seis grads en Las Ventas de Nava y otra de dos grados en as en Puente Castro y las Ventas de Nava.

Pese a haber sido miembro, y muy activa, de la Unión Patriótica y haberse carteado con Pilar Primo de Rivera en 1935, al estallar la Guerra Civil es detenida y condenada a 12 años y un día de prisión temporal por un delito de rebelión. Le acusaron de ayudar en la campaña del izquierdista López Dóriga a quien le habría prestado incluso el coche.

Tras salir de la cárcel en 1941, se dedicó a gestionar la finca de Marzanas y todas sus propiedades en León. Tuvo relación con la familia del anarquista Laurentino Tejerina, que murió en su casa escondido de la dictadura. Pero su vida, lejos del ajetreo mundal de la Belle Epoque que vivió en los años 20. El grupo Grutélipo de teatro, fundado en los años 70 en León, le ha agradecido públicamente que les dejara una casa en la calle Santa Cruz, posiblemente donde ella nació, para sus ensayos. María Sánchez Miñambres es una de las pocas leonesas que cuenta con una calle en León. Bien se merece que se conozcan los motivos.