Diario de León

MARÍA DEL MAR CASAS PRIETO | empresaria Y cel de oro 2016

«Las mujeres tenemos que demostrar lo que a los hombres se les da por sabido»

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ANA GAITERO | TEXTO

JESÚS F. SALVADORES | FOTO

María del Mar Casas Prieto tiene raíces bañezanas por los cuatro costados y es leonesa hasta la médula, pero su mirada como empresaria no tiene fronteras. La dueña de Transleyca es hija de emigrantes, nace en Villanueva de Jamuz, el pueblo de su madre, y vivió una etapa de su infancia en Holanda. Le marcó la educación en un colegio de monjas, las Carmelitas de La Bañeza. «Hubiera podido ser monja», confiesa, pero se graduó en Turismo en Salamanca. Al terminar los estudios viaja a Londres a perfeccionar su inglés. Corrían los años 80. En el otoño de 1992, la empresaria que llevaba dentro desde que era niña se abre paso en León en un sector dominado por hombres.

Casi un cuarto de siglo después, su negocio, del que es propietaria unipersonal, factura casi 60 millones de euros al año. María del Mar Casas lleva en sus ojos la ilusión que considera una de las claves del éxito en cualquier empresa y en la vida. Acaba de ser elegida CEL de Oro 2016, y es la imagen internacional de Michelin que la pone como ejemplo de empresaria. Está volcada en la educación de sus gemelos, David y Jorge, y sigue formándose con las mismas ganas de aprender que el primer día. Acaba de finalizar el máster del Instituto de Empresa y el curso de la Escuela Edem. de Mercadona, que, junto con Nestlé, Barbosa & Almeida... y otros, figura entre sus principales sus clientes. Su base de operaciones es el Polígono Industrial de Onzonilla y su campo de trabajo, el mundo.

—Comenzó como empleada de una empresa de transporte y ahora es la dueña. ¿Cómo se da ese salto?

—No procedo del sector, ni tengo familia con camiones. Había terminado Turismo y al volver de Londres me salieron varios trabajos en León y en Salamanca. Yo había contratado un viaje a Nueva York y tenía claro que iba a aceptar aquel que me permitiera hacerlo. Me dijeron que sí en la cooperativa de Bañetrans de transporte. Aposté por la ilusión, no por la mejor opción, y cuando haces este tipo de apuestas casi nunca te equivocas. Por cierto, al final no pude hacer ese viaje a Nueva York porque estaba sola en la oficina y no había quien me sustituyera. He ido hace pocos años con mis hijos y mi marido.

—El transporte se convierte en su pasión.

—Sí, es un sector que te engancha. No sé qué es lo que tiene. Me contrataron para la contabilidad y era tan poco lo que hacía que en tres horas lo tenía resuelto. Observaba y preguntar cómo organizaban los viajes. Me di cuenta de que entre ellos mismos se hacían la competencia y me ofrecí a gestionárselo. Ahí empezó mi andadura en el transporte. Me gusta entregarme a las cosas que hago y hacerlas bien.

—¿Cómo se hace empresaria?

—En 1992 fundo Transleyca. Después de ahorrar lo suficiente para poder enfrentarme al reto de fundar mi propia empresa con todo lo que había aprendido. En aquel tiempo a veces comía un bocadillo encima de la mesa de trabajo y no supe lo que es disponer de un fin de semana para ir a la playa a Asturias. Conocía el sector y me postulé a favor del pequeño transportista. La formación fue clave. Es un sector donde la mayoría no estaban formados. Todavía hoy tenemos problemas para encontrar gente que sea capaz de absorber el sistema: gestionar las rutas y los camiones disponibles.

—En un sector tan masculinizado y con 300 personas en su plantilla, ¿cuáles son las claves para dirigir y ser líder?

—Hay que ser una persona normal y mantener tu personalidad, y yo la tengo muy afianzada. Eso ha jugado a mi favor. Pero para ser mujer y líder en este sector la profesionalidad es clave. Ahora bien, lo que a un hombre se le da por sabido, a una mujer, que encima no procede del sector, se le exige demostrar con argumentos palpables; que es más eficaz, más rentable, más óptimo...

—¿Hay mujeres en su plantilla de conducción de camiones?

—Ha habido mujeres y en este momento hay una en Barcelona. Es complicado ser madre y estar en un camión.

—La de transportista ¿es una profesión difícil de compatibilizar con la vida familiar y social, con ese horizonte de terminar la jornada laboral a las 6 de la tarde que nos prometen ahora?

—Es una profesión en la que se está días fuera de casa. Intentamos que el fin de semana descansen, pero no siempre sucede. Y si tienes hijos, no vas a poder gestionar su vida. La parte de oficinas no tiene ningún problema y para ser el líder en el sector da igual ser hombre o mujer. Nos complica un poco la vida ser mujeres, como digo, porque tenemos que demostrar siempre que valemos y sabemos. Pero en el camión es muy difícil. Ahora mismo, tenemos una mujer trabajando pero con hora de entrada y hora de salida.

—¿Quiere decir que es un sector muy competitivo?

—La ruta pueden hacerla igual hombres que mujeres, pero nosotras tenemos una serie de circunstancias diferentes. Las que han sido conductoras o son solteras o tienen los hijos mayores. En el camión existe la ley del descanso y la conducción. Pero a partir de ahí, los horarios están en función del servicio.

—Las mujeres han llegado a todas las profesiones, pero parece que no se libran del rol tradicional de los cuidados.

—Claro, también el marido puede asumir ese rol. Personalmente, yo tengo la suerte de contar con mi marido para estar más pendiente de los niños. Sin él no sería posible. Si una mujer que decide conducir un camión no puede ayudar a su hijo a hacer los deberes porque tiene que ir a Barcelona, el hombre tampoco. No es que ser madre y transportista sea complicado, es que ser transportista es complicado seas hombre o mujer. Y claro que los hombres pueden asumir también los cuidados en la familia. Ciertamente la vida en el camión no es fácil: hay soledad, riesgo, hay que cargar y descargar... Aún así hay gente que no sabe hacer otra cosa y le cuesta trabajo dejarlo.

—¿En algún momento de su vida se visualizó como empresaria?

—Siempre me he visto como empresaria. Con 12 años le decía a mi madre cuál era el buen solar para comprar y que era mejor hacer una residencia de ancianos, porque siempre va a funcionar.

—El transporte de mercancías por carretera ha vivido su esplendor en los últimos años, relegando al tren. ¿Cuál es el transporte del futuro?

—El transporte por carretera es puerta a puerta, mientras que el tren siempre va a depender de nosotros. Nuestro fuerte es el servicio.

—¿Los drones son una amenaza para los camiones en mercancías de poco peso?

—De momento, no lo veo muy claro. Tiene que haber alguien para recogerlo. Nuestra clave es que damos un servicio completo.

—Y la robotización de la conducción, ¿está a la vuelta de la esquina?

—Yo creo que siempre va a haber necesidad de conductores. Hay cosas que solo podemos hacer los humanos. La inteligencia emocional la tenemos solo las personas. Veo más posible, por ejemplo, que si mandamos cinco camiones desde Valencia, el primero lleve conductor y los otros no.

—¿Considera viable la reivindicación del centro logístico de Torneros?

—Debería salir adelante porque es una oportunidad para León. Y se debe hacer algo antes de que sea tarde.

—¿Quién tiene que tomar las riendas?

—El Ayuntamiento y todas las demás instituciones. El bien de León no depende sólo del municipio. Este puerto seco pone a León en el punto neurálgico del Norte y Noroeste de la Península. A todas las empresas que estamos en este polígono nos interesa. Nos coloca en centro privilegiado para el transporte por carretera con cualquier punto del país y es estratégico para el transporte intermodal, que es el más operativo en logística internacional: desde Barcelona se cambia alos barcos a Italia y desde Gijón o Bilbao para Alemania u otros países europeos.

—O sea que la autopista del Mar también es imprescindible.

—Por supuesto.

—¿Cómo están las carreteras leonesas? ¿Qué nota les pondría?

—Estamos un poco mejor y por las que vamos nosotros, bien.

—¿Usan sus camiones la autopista León-Astorga?

—No. Tiene que ser autovía, sin peaje. Cuando sea gratis la usaré y descongestionaremos la n-120. Nosotros no podemos pagar un peaje de 8 euros por los camiones de gran tonelaje entre León y Astorga. Es un despropósito incluso los 2,30 euros a Villadangos porque hasta La Virgen del Camino es gratis. Es injusto. Debe ser gratuita para todo el mundo puesto que la carretera nacional no es una vía suficiente. Alguien debe tomárselo en serio.

—¿Qué le parece que el Gobierno rescate las autopistas?

—Es una forma de que lo paguemos vía impuestos.

—El transporte es fuente de emisiones de CO2. ¿Le preocupa el cambio climático?

—Estamos muy sensibilizados y tratamos de emitir lo menos posible. Casi toda nuestra flota es nueva, menos de dos años, y genera entre el 30 y el 40% menos de emisiones de CO2 a la atmósfera. Las empresas de transportes son las que más investigan y avanzan para reducir el CO2, pero no son las únicas que emiten. Están los turismos, la industria, etcétera.

—¿Cuál es el avance que más ha beneficiado a las mujeres?

—El hecho de que la mujer pueda trabajar y estar en puestos de liderazgo. Que haya ministras, ejecutivas, etc. es una visibilidad que nos ha beneficiado a todas.

—¿Las mujeres están más preparadas ser emprendedoras?

—Da igual ser mujer que hombre. Las mujeres estamos igual de preparadas que los hombres. De hecho, siempre estuvimos preparadas, aunque no todas las épocas estuvieron preparadas para las mujeres.

—¿Qué ha significado el premio Empresaria del Año 2016 del CEL?

—Es un reconocimiento. Ha sido muy bonito, aunque me ha sacado del anonimato.

—¿La parte positiva de salir del anonimato es que puede ser un referente para muchas personas, sobre todo mujeres?

—Sí, y por eso hay que aceptarlo. Ayudar a quien viene detrás de nosotros siempre es bueno. Ahí siempre hay que cooperar. También aprendo. La visibilidad no me interesa, pero sí aprender.

—¿Se ha planteado algún reto para el 2017?

—Siempre tengo afán de superación. Los objetivos tienen que ser alcanzables, pero también hay que tener ganas de mejorar.

—¿Hay algo que esté empeñada en conseguir?

—Quiero ser especialmente buena en lo que hago. No tengo afán de destacar, pero hacer el servicio bien y que los clientes con los que trabajamos estén contentos y que crean que tienen el mejor servicio.

—Un sueño.

—Hay muchos. Con conseguir alguno me conformaría. Creo que los objetivos son los sueños. Lo más importante para mí es mi familia. Sobre todo que mis hijos se críen bien y que sean gente de bien, personas honradas porque la gente con valores es la que cambia el mundo.

—¿Puede hacer algo el mundo empresarial para erradicar la violencia de género?

—No lo sé, pero si hay algo que yo pueda hacer aquí me tienen.

—¿Transleyca significa Transportes de León y Castilla? ¿Le ha querido dar un protagonismo especial a León en el nombre de su empresa?

—Te equivocas. Es Transportes de León y Cataluña porque mi primer cliente es Netslé y su base está en Esplugas de Llobregat. Fue uno de mis mentores. Querían que pusiera Cataluña delante, pero me negué. Tengo mucho apego a León y todo lo que pueda hacer por ella, lo haré. Quiero que mis hijos tengan la oportunidad de elegir. Que salgan de León si quieren, no por obligación ni por falta de oportunidades para estudiar o para trabajar.

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