LEONESAS DE AYER Y HOY | MARCELINA BALÍN
La minera berciana que sobrevivió al nazismo
Marcelina Balín, de Las Ventas de Albares trabajando en un lavadero de carbón en Decazeville, Francia, después de sobrevivir a dos campos de concentración.
ana gaitero | león
Con la cabeza cubierta por pañoletas y sin guantes en las manos. Con vestido y las botas que hubiera en casa. Así iban las mujeres leonesas a la mina, al escogido, a bascular o a lavar carbón, en los años del hambre. Cuando la mano del hombre escaseaba por causa de la guerra y en las casas faltaban los jornales.
Fue en la dura posguerra cuando las mujeres se tuvieron que echar a la mina para llevar el pan a casa. El caso de Marcelina Balín, nacida en Las Ventas de Albares y que también fue minera en Francia, cobra especial relevancia por las circunstancias que le tocaron vivir. Casada con Zenón Prieto, minero, socialista y sindicalista, dirigió una cooperativa en Matarrosa del Sil durante la época de la II República y en 1936 fue encarcelada en Bembibre y puesta en libertad por mediación de un hermano, según relata Víctor del Reguero en el libro Los sucesos de octubre del 34 en León, que distribuirá Diario de León el 24 de diciembre.
Fue un hallazgo de última hora que por su trascendencia no han querido dejar fuera de la magna obra sobre los años previos a la Guerra Civil en León. Zenón Prieto participó en la cotienda en el bando republicano y logró ser evacuado a Francia. Pero Marcelina no consiguió salir de España, con sus cuatro hijos, hasta 1942. Llegó a una Francia ocupada por los nazis. Nada más llegar fue internada durante un largo año en los campos de concentración de Rivesaltes y Gurs, ambos construidos para acoger a los exiliados españoles (más de 400.000 personas cruzaron la frontera huyendo del régimen franquista) y que desde 1940 pasaron a desempeñar función de campo de concentración.
El mayor de sus hijos tenía 12 años y el más pequeño cinco. Cuando salieron del cautiverio se reunieron con el padre, que se encontraba gravemente enfermo y con una pierna amputada a consecuencia de una herida de guerra. Poco después murió.
Marcelina encontró trabajo en un lavadero de carbón, en Decazevile, una localidad minera en la que se habían asentado. Así se ganó la vida durante años y consiguió sacar adelante a sus hijos. Murió en 1985, cuentan que con las creencias socialistas intactas.
La Guerra Civil y la posguerra, por la merma de efectivos masculinos que supuso la mortalidad y la represión, determinó que las mujeres accedieran en la provincia leonesa a una profesión de la que años después fueron expulsadas de forma «natural». Sería en 1984 cuando las primeras mineras de Hunosa lograron bajar al pozo en igualdad que los hombres tras una sentencia judicial.
