Diario de León

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Una radióloga de la economía leonesa

NURIA GONZÁLEZ RABANAL

jesús f. salvadores

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ana gaitero | león

Quería ser médica y es una apasionada economista. La mejor radióloga de las cuencas mineras y, si todo sale bien, una de las expertas que diseñará la cirugía de la regeneración económica de Laciana. Su mente está enfocada al futuro.

Se trata de Nuria González Rabanal (León. 1967), profesora del Departamento de Economía y Estadística de la Universidad de León y la primera decana del Ilustre Colegio de Economistas de León, una institución con 33 años de existencia, de los que casi una cuarta parte llevan impresa la huella de su liderazgo.

Aunque nació en la capital, se crió en Villaseca de Laciana. Era una de las dos hijas de uno de los ingenieros de la MSP. Y estudiar en el mismo colegio que los hijos e hijas de los mineros le imprimió carácter y unas experiencias vitales fuera de lo común: «Cuando había huelga, muchas veces fui escoltada por la Guardia Civil para entrar en la escuela». Vivió una época en la que eran habituales los conflictos laborales y también contempló desde la mirada de la adolescencia la presencia del Grapo en la comarca y la tragedia de la droga en los tiempos en que el dinero corría como la pólvora y «había quien competía por tragar más pesetas», relata.

Así que cuando llegó la hora de ir a la universidad optó por Valladolid en lugar de Oviedo. Quería sentirse anónima. «Quería estudiar medicina y por una décima me quedé fuera, así que fue a la segunda opción que era economía», explica. Las siguientes eran ingeniera de minas y periodista. No se le da mal escribir y nunca ha abandonado su interés por la medicina.

Se licenció en la UVA y se doctoró en la Uned. Luego fue a dar clase a Madrid. Hasta que regresó a León y entró en la ULE. En el colegio fue vocal antes que decana, en el mandato 2004-2008, período en el que dirigió la revista del colegio. Así que sabía bien lo que se cocía en la cocina de un organismo en el que hay inscritos 504 asociados y asociadas, de los cuales 311 (61,7%) son hombres.

Sólo hace falta escarbar un poco en la hemeroteca para comprobar que en 2010, cuando presentó su candidatura, la profesora sin nombre que disputaba el puesto a un hombre avalado por su vinculación con el reputado despacho Garrigues Walker. Venció con 139 votos frente a los 104 de la candidatura contrincante. «No lo esperábamos, pero la clave es que en las elecciones te eligen los colegiados no los lectores», subraya.

Casi ocho años después de aquella aventura señala las claves de la victoria. «Ganamos gracias a los colegiados del Bierzo y también a la apuesta por un blog que se resultó una fórmula más flexible y dinámica que una página web», explica. A ello se sumó un único video promocional. Desde el minuto uno dejó clara su confianza en las nuevas tecnologías y una vez que entró en el colegio, se empleó a fondo en la proyección institucional y social de la organización.

Se siente satisfecha de los resultados logrados en este período, marcado, cómo no, por la crisis económica. Pero también es crítica con las estructuras «un poco rancias» que sustentan la profesión. Sobre todo en las altas esferas. «Es un colectivo muy envejecido, hay pocos decanos jóvenes y es un mundo tremendamente machista», afirma.

Ella lo nota sobre todo en la «condescendencia con que es tratada la mujer» que, a su juicio, no ha logrado «la valoración intelectual que se merece». «Piensan en nosotras como cuota o como número, pero nunca se olvidan de que ellos deben ser los líderes». En España solo hay dos mujeres como decanas de colegio de economistas. No cree que el capitalismo sea un producto del patriarcado, ni está segura de que «una sociedad matriarcal hiciera el planeta mejor». Lo que tiene claro es que es necesario «un modelo de equilibrio» para que el capitalismo voraz o salvaje camine hacia una economía más «colaborativa, sostenible y circular». «El modelo capitalista tiene sus ventajas y todos los demás que se han probado han fracasado», apostilla.

Incorporar el trabajo doméstico al PIB «es una utopía», asegura, aunque considera «justo que se dignifique la labor del ama de casa». «Compartir tareas y externalizar los servicios» es la clave de la conciliación laboral y familiar. La externalización de servicios domésticos, aclara, es un hecho que discurre sobre todo por la economía sumergida. «Cómo meter eso en el flujo legal es complicado», añade.

También hace notar el valor que ha tenido la economía informal durante la crisis: «Si no hubiera sido por los trabajos sumergidos habría estallado una guerra civil», añade. ¿Responsables? Rabanal cree que no hay que señalar exclusivamente a las empresas. «Es una opción que a veces toman las personas por diferentes motivos», añade.

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