Diario de León

Sánchez vuelve de Bruselas «esperanzado» tras limar asperezas con Italia sobre migración

El presidente del Gobierno debuta junto a Merkel en una cumbre sin acuerdos pero con un compromiso de ayuda.

La canciller Angela Merkel y el presidente Pedro Sánchez durante la cumbre de trabajo informal sobre inmigración y asilo. HORST WAGNER

La canciller Angela Merkel y el presidente Pedro Sánchez durante la cumbre de trabajo informal sobre inmigración y asilo. HORST WAGNER

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adolfo lorente | bruselas

No hubo acuerdos. Sólo palabras bienintencionadas, aunque viendo cómo estaba la cosa, no es poco. «Esperanzador» fue el adjetivo empleado por Pedro Sánchez a la salida de la cumbre informal celebrada ayer en Bruselas. «Ha ido mejor de lo esperado», recalcó el primer ministro maltés, Jospeh Muscat. «No podemos dejar solos a los socios más afectados», reiteró Angela Merkel. El relato comunitario insiste en ver el vaso medio lleno, es su única esperanza ante un mar de preguntas sin respuestas. ¿Qué hacer con los extranjeros que son rescatados en el mar? ¿Qué pasa con el asilo? ¿Dónde ubicar esos «nuevos centros cerrados de desembarco»? ¿Qué ocurre si una persona tiene que ser deportada y su país de origen no le acepta? ¿Quién paga todo esto?

Dos cosas sí parecen claras. Una, que la radical Italia se va «muy satisfecha» del encuentro, como tuiteó su primer ministro, Giussepe Conte. Y dos, si llegan las soluciones no serán del agrado de los Veintiocho. Los insolidarios países del Este ni están ni nadie en las grandes capitales les espera. La Europa de las dos velocidades ha llegado para quedarse, también en lo migratorio.

El mensaje fue meridiano y lleva membrete francoalemán. «Sabemos que en el Consejo Europeo, desgraciadamente, no alcanzaremos una solución completa para la cuestión migratoria. Por ello habrá acuerdos bilaterales o trilaterales, para ver cómo podemos ayudarnos los unos a los otros, y no esperar siempre a los 28 Estados miembros», dijo Angela Merkel, en vísperas de la reunión del jueves y viernes próximo. «La solución que debemos aportar es europea y se construirá únicamente sobre la cooperación entre los Estados miembros. La solución será entre 28 o -apostilló también el presidente francés, Emmanuel Macron- entre los países que decidan avanzar juntos».

Entre esos países se encuentran, por supuesto, Alemania y Francia pero también España. Su deseo es lograr atraer a Italia a la causa europeísta pese al populismo de extrema derecha mostrado por su ministro de Interior, Matteo Salvini, que no sólo se atreve a denegar el atraque de barcos de ONG con cientos de migrantes en sus puertos, sino que se pavonea de ello.

Sánchez explicó su postura al llegar a la cita, convocada por el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, para evitar el fracaso estrepitoso del Consejo Europeo previsto para final de semana. Lo hizo en español y también en inglés, algo nada habitual tratándose de un presidente del Gobierno de España, como recordaban los periodistas de Bruselas. «Pediremos apoyo a nuestros camaradas, al resto de Estados miembros, para controlar mejor los flujos que estamos sufriendo en el Mediterráneo Occidental», dijo. Al marcharse, manifestó estar convencido de haber logrado «un buen paso adelante».

La situación, en todo caso, es compleja. Que hay división en la UE lo evidencia la propia minicumbre en sí misma, organizada en buena medida para ‘salvar’ a Merkel, cuyos socios bávaros le han puesto contra las cuerdas por su ‘debilidad’ migratoria. A la llamada de Juncker acudieron 16 de los 28 líderes europeos. Además, el equipo del presidente del Consejo, Donald Tusk, ya se ha encargado de trasladar su malestar al grito de «somos 28 y las cosas se hablan entre los 28».

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