El teléfono fijo regresa como aliado analógico

Los teléfonos, con los que cuentan casi todas las familias independientemente del número de gigas o la velocidad de la que dispongan para conectarse a internet, se ha convertido en el gran aliado de la educación en estos tiempos del coronavirus. Los maestros están buscando alternativas para conseguir llegar a sus alumnos más allá del email o las videoconferencias y el teléfono, tanto el móvil como el fijo, en los casos donde la cobertura no llega, se ha convertido en la mejor herramienta de trabajo. Llamadas o, directamente, a través de grupos de whatsapp los docentes están contactando con sus alumnos y familias para enviarles las tareas y, a su vez, para corregirlas de vuelta. Todos apuntan que no es igual que una clase presencial, que no existe el «feedback» y que la interacción no es lo mismo, pero que ante esta situación surgida por el aislamiento provocado por el coronavirus se están buscando estrategias para llegar a lo que antes se hacía en una clase con todos los alumnos juntos. El teléfono fijo lo usan, sobre todo, los maestros de las zonas de montaña donde la cobertura de móvil es mala. Organizar horarios para poder quedar y hablar con las familias a fin de pasar los ejercicios y todo aquello que tienen que hacer los alumnos para continuar con un mínimo de ritmo educativo se hace ahora también con los teléfonos analógicos, a pesar de que en estos días, para los que cuentan con ello, las nuevas tecnologías son la clave.