«Hay que arrimar el hombro»
Camino Alonso viaja todos los días desde el pueblo, a 40 minutos, para incorporarse a las siete y media a su puesto de trabajo en el Servicio Municipal de Limpieza Viaria y Recogida de Residuos. Tiene diabetes y podría haber pedido permanecer en casa por ser persona de riesgo. Prefirió seguir aunque se lo ofrecieron. «Renuncié porque por responsabilidad civil tenemos que arrimar todos el hombro», señala. No quería quedarse en casa. «Esto nos va a pasar factura psicológicamente», barrunta. Y es que como señala Óscar Cueto, «son unas unas luchadoras impresionantes. A veces llevan el único salario que entra en casa».