Videollamadas y actividades para paliar en lo posible el impacto
Sabedoras de ese impacto emocional, las residencias intentan buscar soluciones que lo alivien. Es el caso de la cadena Orpea que junto con el colectivo ‘Adopta Un Abuelo’ han puesto en marcha un servicio de acompañamiento telefónico, para que todos los mayores que viven en sus residencias se puedan comunicar si los desean con los voluntarios de la organización vía telefónica. El objetivo de esta iniciativa es que los mayores puedan ocupar su tiempo en otras actividades diferentes, que les hagan más llevaderos estos días, y compartan un rato de conversación. Para ello, Adopta Un Abuelo ha puesto a disposición de los centros 250 voluntarios que se encargarán de llamar y atender llamadas de las personas mayores que lo requieran. El servicio estará activo todos los días de la semana desde las 10:00 a las 19:00 horas, de manera ininterrumpida.
El colectivo ‘Adopta un abuelo’ colabora con el llamado acompañamiento telefónico a los internos
Las acciones deben ser distintas porque la forma de asumir esta situación no es unitaria. «No todos lo llevan igual, hay gente con una demencia mucho más grave y hay explicarles porqué están encerrados y no pueden venir familiares ni recibir visitas y porqué ahora estamos todos con mascarillas y guantes. Algunos lo ven como una especie de castigo y lo viven con ansiedad y angustia, aunque son los menos por suerte. Los tenemos que tratar explicándoles la situación con las mejores palabras posibles y la mayoría lo entienden. Funciona muy bien el pasarles llamadas de los familiares, hablan con ellos y se quedan más tranquilas», apunta Mercedes del Río, enfermera de este centro.
Funcionan muy bien las vídeollamadas. Es ahora un básico en la actividad de las psicólogas o terapeutas ocupacionales que trabajan con estas personas.
En ocasiones se hacen vídeos y se mandan a los familiares para que estrechen el contacto con ellos en estos momentos. El ejercicio físico (andar por los pasillos) y actividades de memoria o los juegos de letras o crucigramas son otras actividades con la que los centros residenciales intentan rebajar el impacto.