Diario de León

Sesión de control al Gobierno

Sánchez apela al estado de alarma porque es "el único instrumento para salvar vidas"

El Gobierno da casi por seguro que el PP se abstendrá en la votación y confía en lograr el apoyo de Ciudadanos y PNV

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Colpisa / EFE

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"El único instrumento que permite ahora mismo al Gobierno de España luchar contra el Covid, salvar vidas y defender la salud de los ciudadanos es la prórroga del estado de alarma. No hay alternativas". Pedro Sánchez rebajó el tono político y se aferró al mensaje humanitario para conseguir el apoyo del PP a la prórroga del estado de alarma que se vota mañana en el Congreso.

Un respaldo casi imposible pese a la respuesta positiva de los presidentes autonómicos de ese partido que fueron sondeados ayer por la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. El Gobierno tiene asumido que Pablo Casado no va a volver a la casilla de salida después de la escalada verbal que ha protagonizado en las últimas semanas contra Sánchez. En la Moncloa dan casi por hecho que los populares se van abstener, una posición que salvaría la ampliación durante quince días más del confinamiento de la población y la restricción de la actividad económica. Sánchez, de todas maneras, hizo hoy un último intento en el Senado y animó al PP a emular lo que hace la oposición "en el resto de Europa" en apoyo del Gobierno. En la misma línea, la ministra portavoz señaló, tras la reunión semanal del gabinete que aprobó la petición de prórroga, que al Gobierno le gustaría "contar con una oposición, sobre todo con el principal partido, que abandonara intereses partidistas y pusiera el interés general de los españoles por encima". Una actitud, apuntó María Jesús Montero, que se da en otros países y produce "envidia".

El presidente del Gobierno emplazó también al PP, a través de su portavoz en el Senado, Javier Maroto, a que revise su posición porque sus quejas sobre la unilateralidad y la falta de coordinación con las comunidades autónomas han quedado desvirtuadas. Existe, aseguró, "un compromiso de cogobernanza, codecisión" con los gobernantes territoriales que se plasmará en los próximos días. Sánchez, sin embargo, no avanzó nada sobre los aspectos concretos de esa cogobernanza ni cómo se va a llevar a la práctica.

Fueron los últimos cartuchos del presidente del Gobierno, antes de los que dispare en el debate de mañana en el Congreso, para contar con la complicidad del principal partido de la oposición. Sánchez sabe que va a salir debilitado de la Cámara baja aunque logre la luz verde a la prórroga. "En un momento tan crítico como el actual", reconoció con desencanto, la unidad entre el Gobierno y la oposición debería darse por descontada.

16 VOTOS CLAVE

Pero Sánchez sabe que no podrá ser y ha lanzado una ofensiva política para cubrirse las espaldas con el apoyo de Ciudadanos y el PNV, e incluso con Esquerra Republicana para que reconsidere su voto negativo. Los 16 votos de los liberales, que tienen diez escaños, y de los nacionalistas vascos, con seis, son vitales para conseguir que la petición de ampliación del régimen de excepción obtenga un respaldo airoso en el Congreso, y no un apoyo limitado a los incondicionales de Unidas Podemos y alguna fuerza minoritaria. En la Moncloa afirman que el PNV y el Gobierno vasco han recibido garantías de que sus demandas serán atendidas. Con Ciudadanos también se han producido aproximaciones sobre sus peticiones de que se mantengan las medidas sociales y económicas aparejadas al estado de alarma. Aunque la ministra portavoz advirtió ayer mismo que si decaen las restricciones "automáticamente" quedarán suspendidos "muchos" de los decretos leyes que cuelgan del paraguas constitucional abierto el pasado 14 de marzo. "No hay alternativa jurídica", insistieron por separado Sánchez y Montero. Las demandas del PP para que se apliquen la ley de seguridad nacional o de sanidad pública para mantener el confinamiento de la población han sido desestimadas por los servicios jurídicos del Estado.

Pero el Gobierno también ha sacado enseñanzas de las escaramuzas libradas estos días con aliados y oposición. La primera es que tendrá muy difícil, si no imposible, reunir los apoyos necesarios para una quinta prórroga. Un escenario que figura en los planes de Sánchez. El Gobierno considera que las distintas fases del plan de transición hacia "la nueva normalidad", a la que se prevé llegar a finales de junio, necesitan el amparo legal del estado de alarma porque las restricciones de la libre circulación de las personas son la mejor terapia por el momento para frenar la propagación del Sars-CoV-2. "La movilidad es el principal vector de contagio", recalcó la ministra portavoz.

El tablero político actual no tiene nada que ver con el de los primeros momentos de la pandemia, cuando el decreto que estableció el estado de alarma recibió el apoyo unánime de las fuerzas políticas, y las posteriores prórrogas también concitaron un amplio consenso. La oposición sostiene que el régimen de excepción es "una argucia" de Sánchez "para protegerse porque está acorralado", como dijo ayer el portavoz del PP en Senado. La disyuntiva, subrayó Maroto, "no es alarma o el caos".

Los aliados nacionalistas de la moción de censura tampoco se ven reflejados en la gestión gubernamental de la crisis sanitaria porque aprecian un aroma jacobino que les horroriza. A medida que pasan los días, Sánchez se encuentra más solo y la tendencia no tiene visos de dar la vuelta pese a las concesiones de última hora.

 

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