Diario de León

Los populares se enfrentan a la trituradora de Bárcenas en la Audiencia Nacional

La decisión del extesorero puede liquidar el proyecto político de Casado si las pruebas son consistentes

Alejandro Fernández, Teodoro García Egea y José Luis Martínez Almeida. MARTA PÉREZ

Alejandro Fernández, Teodoro García Egea y José Luis Martínez Almeida. MARTA PÉREZ

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El PP aguarda con la respiración contenida lo que pueda hacer y decir Luis Bárcenas en el juicio que empieza mañana en la Audiencia Nacional por las obras de remodelación de la sede del partido en la calle Génova de Madrid. Minimiza el alcance de las declaraciones del extesorero porque, según Pablo Casado, «ha cambiado su versión diez veces en diez años» y su credibilidad es «nula». Pero hay datos en su escrito a la Fiscalía que desasosiegan a los dirigentes populares. Como la grabación que acreditaría el pago de sobresueldos en los años de José María Aznar y Mariano Rajoy, o la documentación que dice tener y que afectaría a otras causas, entre ellas, el ‘caso Púnica’, los ‘papeles de Bárcenas’ o la segunda época de Gürtel. Hay un temor lógico a que la trituradora de Rajoy funcione en manos de Bárcenas en sentido inverso.

A lo largo de 2012 y 2013, el PP se empleó a fondo para que el extesorero se olvidara de tirar de la manta. Según ha relatado él mismo, escuchó buenas palabras de abogados y amenazas anónimas. Dice que pecó de «ingenuidad» y calló. Al salir de la cárcel, en enero de 2015, dejó un recado: «El PP no tiene nada que temer de mí. He hecho caso a Rajoy y he sido fuerte». Respondía así al celebérrimo «Luis. Sé fuerte», el mensaje enviado dos años antes por el entonces presidente del Gobierno. El hombre de las finanzas dejó de hablar de la caja B y hasta se retiró de alguna causa contra el que fuera su partido. Todo cambió con su condena a 29 años por el ‘caso Gürtel’, y a 12 años y 11 meses a su esposa, Rosalía Iglesias. Como colofón se enteró de la ‘operación Kitchen’, promovida desde el Ministerio del Interior para hacerse con su arsenal documental.

Este martes llegó la hora del ajuste de cuentas, plasmado en un escrito de ocho páginas y la pesadilla regresó a la sede de la calle Génova 13. Es un asunto del pasado, repiten una y otro vez Casado y su equipo, que no saben qué hacer para desembarazarse de la herencia envenenada. Pero «este PP va a pagar por lo que hizo aquel PP», sintetizó un dirigente que no resta importancia a las acusaciones.

Bárcenas tendrá que ratificar ante el juez sus acusaciones y aportar pruebas porque de no ser así lo suyo será una vez más ruido mediático y la nada judicial. Su abogado, Gustavo Galán, asegura que no va a ser así, «don Luis va a ir hasta el final». Lo podrá hacer en las cuestiones previas del juicio que empieza mañana o a lo largo del proceso o administrar su polvorín acusatorio para los juicios que se avecinan. De momento, ha enseñado alguna muestra de lo que dice tener.

En su escrito precisó que ahora solo referirá a la causa de las obras en la sede del partido «sin perjuicio de los (documentos) que, posteriormente, pueda presentar en las piezas que corresponda». Apunta a que tiene pruebas de que las donaciones empresariales en «algunos concretos casos» tenían carácter «finalista», es decir que las entregas tenían contrapartida en obras públicas. De ser así, a situación cambiaría porque de un presunto delito de financiación ilegal se pasaría a uno de cohecho, palabras mayores en el Código Penal. Pero se reserva esa información para la instrucción del juez Santiago Pedraz sobre los ‘papeles de Bárcenas’.

El extesorero no ignora que sus afirmaciones sobre los sobresueldos quedarían en nada. Pero se guarda un as, el de «una grabación en poder de persona, en la que su antecesor en la tesorería, Alvaro de Lapuerta, «comentaba (a una persona de su confianza) sobre estas entregas en metálico que se realizaban mensualmente a estos miembros del Partido Popular, en la que se mencionaba entre otros a Mariano Rajoy».

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