Diario de León

Aquel domingo en el que Calvo Sotelo metió a España en la Otan

El último Gobierno de la UCD, en solo quince meses, negoció y cerró la entrada en la Alianza con la entonces férrea oposición del PSOE y del PCE

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Era domingo. A media tarde de aquel 30 de mayo de 1982, el encargado de negocios de la embajada en Washington entregó el documento de adhesión a la Otan al Departamento de Estado de Estados Unidos. No hubo mucho más. Ni fastos ni celebraciones. La joven democracia española —sacudida por las bombas y asesinatos de de ETA, todavía con el miedo en el cuerpo por reciente golpe de Estado del 23 de febrero del año anterior y expectante ante la llegada del Mundial de Naranjito— acababa de entrar en la Alianza Atlántica.

El inestable Gobierno de Calvo Sotelo había decidido dar el salto a pesar de contar con la férrea oposición del PSOE de Felipe González y del PCE de Santiago Carrillo. El miedo a perder Ceuta y Melilla, la obligación imperiosa de modernizar unas Fuerzas Armadas donde todavía resonaban los ‘ruidos de sable’ y la necesidad de seguir allanando el camino para la entrada en la Comunidad Económica Europea (CEE) impulsaron al último presidente de la UCD a tomar aquella decisión histórica materializada con la entrega de aquel memorando en Washington hace ahora exactamente cuatro décadas.

Fue el 15 de junio de 1980 cuando, por primera vez, el Ejecutivo de Adolfo Suárez anunció su propósito de iniciar conversaciones el año siguiente para convertir a España en el decimosexto país de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. El simple anuncio ya fue polémico porque suponía ignorar las promesas de la Declaración Programática de 1977 de que cualquier decisión sobre el acercamiento a la Otan debía debatirse previamente y de forma profunda en el Parlamento.

Pero no hubo discusión. Calvo Sotelo, en su discurso de investidura 25 de febrero de 1981, anunció a unas Cortes todavía en estado de shock por lo ocurrido 48 horas antes en el hemiciclo que España iba a pedir ese mismo año su ingreso en la Alianza. «No toleraremos que terceros países, concretamente la Unión Soviética, se arroguen el derecho de vetar la entrada de España en la Otan», clamó Calvo Sotelo.

‘De entrada, no’

El último presidente de la UCD, a pesar de su fragilidad parlamentaria, cumplió su promesa y el 2 de diciembre de ese año se presentó la solicitud de ingreso tras un intenso debate público en el que el PSOE echó el resto en su famosa campaña de ‘Otan, de entrada, No’. Los socialistas durante 1981 y el primer semestre de 1982 se embarcaron en una ofensiva mediática masiva para oponerse a una entrada que sabían, no obstante, que era prácticamente imposible de parar. El PSOE de González inundó los periódicos con anuncios en contra del ingreso en la Alianza y la calle con 1.325 vallas publicitarias y 125.000 carteles.

Medio año después de la petición oficial de ingreso España entró en la Otan aquel 30 de mayo de 1982. En octubre de ese mismo año, Felipe González arrasó en las urnas con la más holgada mayoría absoluta de la historia de la democracia española. Pero el PSOE, con su llegada a Moncloa, comenzaría un giro de 180 grados para convertirse en uno de los mayores de defensores de la Alianza. El 12 de marzo de 1986, con el Ejecutivo socialista volcado ahora en el ‘sí’ a la Otan, España confirmó en un referéndum el ingreso de 1982 con un el 52,54% de los votos a favor, un 39,85% en contra y un 6,54% en blanco.

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