Diario de León

Sánchez exhibe el respaldo del expresidente Felipe González en la crisis del Poder Judicial

El veterano socialista desdeña los argumentos del PP: «Si la ley no le gusta puede cambiarla pero no incumplirla»

Felipe González saluda a Pedro Sánchez durante el acto en Sevilla del PSOE. JULIO MUÑOZ

Felipe González saluda a Pedro Sánchez durante el acto en Sevilla del PSOE. JULIO MUÑOZ

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No todo fueron halagos al Gobierno por parte de Felipe González en la intervención que ayer protagonizó en Sevilla durante el homenaje organizado por el PSOE para celebrar los 40 años de su rotunda victoria en 1982. Ni mucho menos. Pero el expresidente del Gobierno sí mostró un claro respaldo a Pedro Sánchez en un asunto crucial: el reproche al Partido Popular por haber dinamitado este jueves la negociación para renovar de una vez por todas, tras cuatro años de tira y afloja, el Consejo General del Poder Judicial.

«Tenemos que recordar que lo que nos identifica como país —advirtió— es el paquete de ciudadanía, derechos y obligaciones para todos por igual. Si a alguien no le gusta una ley tiene derecho a cambiarla, lo que no tiene derecho es a incumplirla».

El mensaje a Alberto Núñez Feijóo fue sutil. González no se dirigió a él directamente ni dedicó demasiadas palabras al asunto dentro de un discurso que, por lo demás, y pese a ser él la estrella invitada, fue relativamente breve, mucho más que el del jefe del Ejecutivo. Pero si alguien tenía dudas de lo que había querido decir, el propio Sánchez se encargó de disiparlas al ensalzar después su principal argumento.

«Es fácil de entender: primero, se cumple la ley, pero no primero me la salto o la condiciono a no sé qué cosa. Eso —había esgrimido el veterano socialista— no sirve para estabilizar la democracia ni mejorar la convivencia».

Las palabras de quien es hoy una figura política reconocida tanto por buena parte de la izquierda como de la derecha tienen un valor singular. Desde el principal partido de la oposición se ha alentado la idea de que una parte del PSOE, los barones y la vieja guardia, simpatizan con su negativa a pactar la renovación del órgano de gobierno de los jueces mientras Sánchez mantenga la intención de reformar el Código Penal para rebajar las penas del delito de sedición. Le guste o no esa reforma legal, González rechazó que los planes del Gobierno puedan utilizarse como argumento válido para ignorar un mandato constitucional y para prolongar un bloqueo que está teniendo consecuencias graves en la Administración de la Justicia.

Ya se acumulan miles de sentencias pendientes en la cúpula judicial, hay más de una decena de vacantes sin cubrir y más de medio centenar de puestos ocupados de manera interina.

La intervención del expresidente socialista no servirá para que el PP se mueva un milímetro de su postura, pero ayuda al PSOE en su estrategia electoral. En el Gobierno se preparan ya para enfrentarse, de aquí a los comicios de mayo y, después, a las generales de fin de año, a una lucha sin cuartel con los populares. Y están decididos a hacer todo lo posible por que el portazo en un asunto que afecta al tercer poder del Estado pase factura a la imagen de líder sensato y moderado con la Feijóo llegó a la política nacional el pasado mes de abril, tras la destitución como líder del PP de Pablo Casado.

«Que desde partidos políticos se incumpla sin pudor alguno con la Constitución es la derrota de la moderación y el triunfo del extremismo, porque deteriora nuestra democracia y la convivencia! argumentó ayer Sánchez.

«No es nuestro caso; la defensa y el cumplimiento íntegro de la Constitución es nuestra obligación y también nuestra elección», prosiguió con una referencia a su apoyo a la aplicación del artículo 155 en Cataluña por parte del Ejecutivo de Mariano Rajoy.

No todos en el PSOE tienen claro que la ruptura de un acuerdo que, según insisten, estaba «listo y preparado» para ser firmado esta misma semana, a falta de escasos flecos, suponga al líder de la oposición desgaste alguno. Algunos entienden que precisamente la suya ha sido una decisión medida en términos electoralistas. Creen que si optó por dinamitarlo todo fue porque calculó el coste de contribuir a una operación que supondría dar un vuelco a las mayorías del Consejo del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional para que pasen a manos progresistas, en un momento en el que el Ejecutivo está dispuesto a hacer gestos como el de la citada reforma del Código Penal y en el que Esquerra aprieta para que se tomen medidas que produzcan efectos similares a los de una amnistía para los reos del ‘procés’. Los mismos que, en el núcleo duro de decisión de Ferraz y Moncloa, están convencidos de haber acertado con la estrategia de acusar de «insolvencia» al expresidente de la Xunta de Galicia, creen haber encontrado otro filón. Sobre todo, después de que trascendiera que fueron Isabel Díaz-Ayuso y otros barones como Juanma Moreno o Fernando López-Miras le pidieron acabar con una negociación en la que él parecía embarcado de hoz y coz.

El plan es ahora presentar a Feijóo como un líder débil e incapaz de aguantar la presión interna o externa. «A los poderes que tienen atrapados a otros partidos —presumió ayer Pedro Sánchez en Sevilla— nosotros les decimos que el PSOE es un partido autónomo que siempre va a defender a la mayoría».

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