Vox se queda sin tiempo para su moción de censura contra Sánchez
Deben registrarla antes de que finalice este mes para que no coincida con la campaña del 28-M
Para Vox y su moción de censura el problema no es el tiempo que ha transcurrido desde que se anunciase el pasado 9 de diciembre sino el que viene por delante en este curso copado de citas electorales. La primera y más inmediata, la del próximo 28 de mayo, corre el riesgo de solaparse con la iniciativa parlamentaria contra Pedro Sánchez si los de Santiago Abascal no la registran antes del próximo martes en el Congreso.
El calendario parlamentario imposibilitaría celebrar tal cita antes de Semana Santa si acaba registrándose más allá del 28 de febrero, ya que coincidiría de lleno con la campaña para las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Un efecto contrario al que buscaban los de Abascal en el momento de dar tal paso. Retratar a Sánchez y emplearlo como arma electoral de cara a esos comicios constituía el objetivo inicial, pero ahora en la formación ultraderechista dudan de poder lograr tal fin si la moción se produce en plena vorágine de la campaña electoral.
En Vox, por mucho que el tiempo transcurra sin noticias sobre cuándo o como se llevará a cabo la moción, aseguran que la decisión de presentarla es firme. «Se presentará cuanto antes», es la frase que resume el discurso adoptado desde diciembre por los de Abascal, quienes han asegurado en todo momento «no preocuparse por los plazos».
Aunque sí que pareció hacerlo a principios de febrero, cuando trascendió que Abascal se había reunido con Ramón Tamames y le había ofrecido ser el candidato de Vox contra Sánchez en tal cita parlamentaria. Entonces parecía despejarse el panorama y el reputado economista llegaba a hablar en distintas entrevistas incluso del programa de gobierno que presentaría. Pero la sobreexposición mediática que, sostienen en el partido, proganizó el también exdirigente del PCE aquellos días, acabó por alejar las posturas entre este y los de Abascal —hasta el punto de que la decisión sobre si será o no el candidato se ha dilatado hasta hoy—.
Por ahora la estrategia de Vox no da frutos y los de Abascal continúan sin candidato y sin fecha prevista para la que supondría la segunda moción de censura contra el líder socialista en la actual legislatura —la primera fue en 2020 y el líder de Vox fue el propio candidato—. No obstante, voces oficiales del partido eluden la autocrítica e insisten en la necesidad de intentar poner contra las cuerdas al que consideran el peor presidente de la historia democrática. Además de acusar al Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo, a quien instaron en un primer momento a presentar y liderar la moción, de no colaborar, de no cumplir su papel como principal partido de la oposición, y dejar solo a Vox en su ofensiva para censurar al Gobierno.
Los de Abascal no han sido capaces de lograr en estos casi tres meses el apoyo explícito de ningún grupo en la Cámara Baja, al igual que hace dos años. El propio Feijóo, que también mantuvo una reunión con Tamames tras conocerse que este estaba dispuesto a encabezar la moción, llegó a decirle al que fuese también teniente de alcalde con el socialista Enrique Tierno Galván en el Ayuntamiento de Madrid que si «fuese su padre no le dejaría pasar por ese trago», en alusión a la moción de censura.
Génova ha insistido siempre que tal herramienta solo acabaría por reforzar a Sánchez más aún, mientras que Vox insiste en que se trata de un instrumento que servirá para denunciar todas las políticas del actual Ejecutivo de coalición y poner en el mapa todos los asuntos que, según él, pretende condenar al olvido.
Ayer, la portavoz de JxCat en el Congreso de los Diputados, Miriam Nogueras, apartó una bandera de España antes de dar una rueda de prensa en la Cámara Baja, lo que provocó las críticas de PP, Ciudadanos y Vox, que llegaron incluso a pedir la apertura de un expediente y la imposición de sanciones, entre otras medidas.